Se define como humanista de vocación y científico de profesión y, recientemente, ha cumplido el sueño de publicar su primera novela "Aro, el guerrero lobo". El toresano, Augusto Rodríguez de la Rúa, es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Salamanca, aunque desde que era un niño es aficionado a la Literatura. Ha empleado más de siete años en escribir su primera novela, centrada en el pueblo de los vacceos. El 15 de mayo presentará su primera obra, a las 20.30 horas, en la Casa de Cultura de Toro.

- ¿Cómo surgió la idea de escribir "Aro, el guerrero lobo"?

-Surgió cuando, hace años, leí varias novelas históricas sobre las conquistas de la Galia y Britania por parte de los romanos. Entonces me pregunté por qué no existía ninguna sobre la conquista de la Península Ibérica, puesto que en aquel momento, que yo sepa, no se había escrito ninguna. Ese fue el impulso inicial que me llevó a idear la trama de la novela. Después se han escrito algunas novelas sobre algún episodio de esta época, por ejemplo la caída de Numancia, aunque en ninguna de ellas existe una visión global de la conquista.

-¿Cuánto tiempo ha empleado en escribir su primera novela?

-Empecé a finales de 1997 y, aunque en unos meses tenía un manuscrito, lo he estado revisando de manera periódica durante años. Soy demasiado perfeccionista y nunca estaba del todo contento con el manuscrito, así que lo dejaba una temporada guardado y volvía a hacer otra revisión.

-Para escribir su obra, ¿ha tenido que realizar un trabajo de investigación previo?

-Sin duda. En lo que respecta a los vacceos, existe escasa información, excepto en ambientes académicos. Hay publicaciones especializadas, por supuesto, pero no es fácil acceder a ellas. Tuve que recopilar mucha información sobre ellos: su organización social, su religión o sus costumbres. Ahora se están dando a conocer algo más, gracias a excavaciones arqueológicas como la de Padilla de Duero o a exposiciones. Sobre Roma existe más documentación, pero para conocer bien este período de la historia de Roma hay que investigar en profundidad. Por suerte, gracias a la pasión de mi padre por la Historia Antigua, encontré gran parte de esa documentación en mi propia casa.

-¿Por qué decidió fijarse en los vacceos para su novela?

-Los vacceos fueron quienes vivieron en la cuenca central del Duero desde aproximadamente el s. VI a. C. hasta la conquista romana alrededor del año 28 a. C. Vivían en la provincia de Valladolid y parte de las de León, Palencia, Burgos, Segovia, Ávila, Salamanca y Zamora. Soy de Toro y, alguna vez, hace unos 2.500 años, unos vacceos vivieron en el lugar donde nací. Estaba claro que ellos eran una referencia perfecta para crear mi novela. Aparte de esto, un pueblo que aparece citado por Diodoro de Sicilia a causa del ataque de Aníbal Barca a Helmántica y Albocela en 220 a. C., y que no fue sometido hasta que Augusto inició las Guerras Cántabras, era demasiado tentador como para que no fuera el hilo conductor de la historia.

-¿Esta novela transportará al lector a una época de la historia de España muy poco tratada hasta ahora en la literatura?

-Hasta hace pocos años ha sido así. Incluso ahora la mayor parte de la literatura escrita sobre esta época se centra en el final de la Segunda Guerra Púnica o narra algún episodio puntual. Es una pena que se escriba tan poco sobre una época que puede resultar tan atrayente para el lector, aunque he leído en algún foro que la Segunda Guerra Púnica está muy explotada por la literatura.

-¿Su novela está dirigida a todos los públicos o de forma exclusiva a los aficionados a la historia?

-Mi intención inicial era relatar la conquista de la Península Ibérica por parte de Roma, sobre todo desde la perspectiva de los vacceos, pero no pretendía escribir un ensayo sobre el tema. Por tanto, al tratarse de una novela, los personajes han de tener vida: su carácter, sus problemas, sus motivaciones? El marco histórico engloba a estos personajes y condiciona sus vidas. Si las peripecias de estos personajes consiguen a atraer a un público diferente de aquellos a quienes les gusta la novela histórica, bienvenido sea.

-¿Qué le ha sorprendido más de los vacceos?

-Descubrí un pueblo fascinante, con unos rasgos de identidad muy característicos. A pesar de que no escribían, como la mayor parte de los pueblos celtas, tenían una estructura social organizada, practicaban la trashumancia, criaron una raza de caballos, los thieldones, muy apreciada por los pueblos vecinos e incluso por los romanos, trabajaban el metal con gran calidad? Y lo más interesante: practicaban un colectivismo agrario singular. Lo que más me ha sorprendido no viene directamente de los vacceos. Lo que más me ha sorprendido ha sido que un pueblo tan importante, que ocupaba un territorio tan extenso, haya sido tan ignorado históricamente. Se ha escrito sobre los cántabros, los astures, Numancia, pero apenas se ha escrito sobre los vacceos. Tal vez la clave es que no fueron protagonistas directos de episodios heroicos dentro de la etapa de romanización, pero no dejaron de resistirse a perder su libertad frente a Roma hasta cien años después de la caída de Numancia.

-¿Ha sido duro el camino hasta publicar la obra?

-Sí, lo ha sido. Es complicado encontrar una editorial que decida publicar tu obra, incluso si es de calidad. Conseguí encontrar a una agencia que me representase y llevase mi novela a las editoriales, lo que facilita enormemente las cosas al autor. Aun así, sólo consigues ver publicada tu obra si ésta tiene la calidad necesaria.

-¿Cómo compagina su trabajo con la escritura?

-Es complicado. Después de la jornada laboral a veces uno está cansado, muchas veces hay que hacer un gran esfuerzo y tener mucha fuerza de voluntad para sentarse delante del ordenador y ponerse a teclear en vez de quedarse descansando. Para mí, escribir es una pasión, por lo que siempre hay un momento para ponerse a escribir.

-¿Trabaja en la actualidad en otro proyecto literario?

-Estoy trabajando en la continuación de "Aro, el guerrero lobo". El desarrollo está avanzado.