«Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado». Con esta cita, perteneciente al evangelio de Mateo, echó a andar anoche la Pasión toresana. De la mano de la filóloga Marisol Cámara, los primeros ecos d e la Semana Santa se escucharon en la iglesia de Santo Tomás Cantuariense, donde no cabía un alma más para escuchar el pregón organizado por el órgano de cofradías. Un discurso sentido sirvió para canalizar el sentimiento y la emoción con la que los toresanos viven la muerte y resurrección de Jesucristo. Un alegato en el que no faltó ni uno solo de los momentos, ni una sola de las imágenes, ni una cofradía de la ciudad sin ser homenajeada.

Para la pregonera, arandina de nacimiento, pronunciar el pregón de la Semana Santa de Toro no fue algo banal. «Debo confesaros que me siento un poco extraña por venir a hablaros de una celebración que, sin duda, conocéis mucho mejor que yo», indicó al inicio de su discurso. «Perdonad, por tanto, mi atrevimiento si intento explicaros, a vosotros que la sentís tan dentro, la Semana Santa toresana. Eso sí, con un matiz fundamental, y es que lo haré intentando aportar la perspectiva de quien ha llegado a ella desde fuera, y ya mayor. Es decir, mi propia visión de esta Semana Santa», explicó Marisol Cámara, antes de hacer un recorrido por su particular vivencia de esta celebración. «Y es que yo, que no soy toresana, no he conocido esta Pasión desde niña. La Semana Santa de mi infancia, la que siempre ha ocupado mi corazón, es la de Aranda de Duero, mi ciudad natal», alegó la pregonera. «No voy a negaros que al principio notaba más las diferencias entre las dos celebraciones que su cercanía. Pero pronto empecé a notar que, en el fondo, a las dos celebraciones las une un mismo sentimiento», indicó al público.

Tras esta explicación, Marisol Cámara pasó a particulares para dirimir los principales rasgos característicos que distinguen, pero a la vez acercan, a ambas pasiones. Citó, por ejemplo, el Domingo de Resurrección, la Bajada del Ángel frente a la portada de la iglesia de Santa María el Real o la Ceremonia del Descendimiento del Viernes Santo en la localidad burgalesa. Y, por supuesto, la petición del Ecce Homo a las Clarisas, la bendición de los Conqueros, el Canto de las Cinco Llamas o la procesión de la madrugada del Viernes Santo de Toro. «Poco a poco fui comprendiendo que estas diferencias sólo son formales, puesto que el contenido es el mismo, la expresión del sentimiento al acompañar a Cristo durante la semana más significativa de su vida», explicó a los asistentes. «De esta forma, con el paso del tiempo, la Semana Santa toresana se me fue volviendo más cercana, hasta que se hizo un hueco en mi corazón, que ahora comparte su cariño con sus dos Pasiones, la de Aranda y la de Toro», reconoció.

Una vez analizado este «flechazo» con la Semana Santa de Toro, la pregonera hizo un alto en el camino para agradecer a todas aquellas personas que, de una u otra manera, han conseguido que ella siga amando esta celebración. «Miembros de la Junta Pro Semana Santa, presidentes de cofradías, Abades y otros cargos, conqueros, cofrades, párrocos, religiosas del Real Monasterio de Santa Clara..., os doy las gracias por mostrarme la Pasión toresana, por vuestra paciencia, vuestra amabilidad, vuestro tiempo, vuestras explicaciones y vuestro amor por esta Semana Santa, porque todo ello me ha llevado a mí a conocerla, a respetarla, a quererla», pronunció emocionada.

En este punto del pregón, Marisol Cámara hizo referencia a uno de los grandes temores que sobrevuela cada Semana Santa de Toro: la inclemencia climatológica. «Me ha impresionado ver a cofrades llorar con amargura y dolor junto a la imagen que esperaban, que deseaban cargar durante esa procesión, perdiendo así un momento especial que nunca volverá a repetirse de la misma forma; he podido sentir la decepción de los Abades que no han podido celebrar su fiesta con la plenitud que llevaban un año esperando», detalló. «Injusto, sin duda, pero tal vez todos estos contratiempos permiten que podamos sentir la Semana Santa, no como una celebración independiente, marcada en el calendario, sino como parte de la vida, de nuestra vida, como también fue parte de las vidas de Cristo y de María», apuntó la pregonera.

Al avanzar en su discurso, Marisol Cámara hizo referencia a todas y cada una de las cofradías e imágenes que avanzan con sobriedad por la Semana Santa de Toro. «No dejo de admirar la gran belleza y el significado de otros pasos, como Jesús atado a la columna, el venerado Ecce Homo, cuya mirada llevo conmigo a lo largo de toda la Pasión; Jesús Nazareno, Nuestro Padre Jesús, que nos recuerda el valor de la solidaridad; la Piedad, reflejo del amor ilimitado de una madre; la Virgen de los Dolores, que nos enseña a buscar consuelo en Dios; el Cristo del Amparo, cuya imponente sobriedad impone respeto y silencio, o el Cristo de la Vera Cruz, cuya cabeza inclinada nos enseña a aceptar la voluntad de Dios», enumeró.

Para finalizar su pregón, Marisol Cámara mostró ante los asistentes un espíritu reivindicativo para conseguir que la Semana Santa de Toro sea aún mejor de lo que ya es. «Creo que hay hechos que podrían mejorarse, como el que haya pasos para los que se encuentran pocos cargadores, incluso en número insuficiente para cargar la imagen», explicó, antes de dejar el último detalle sobre el futuro. «El turismo es un factor importante para la celebración externa de la Pasión, pero estoy convencida de que puede conseguirse, no únicamente por la oferta lúdica de la ciudad, sino también por el sentimiento religioso con el que cada cofrade y cada toresano vivan la Semana Santa. Hagámoslo», finalizó.