El director del Secretariado de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, el jesuita toresano José Luis Pinilla, no ha dudado a la hora de utilizar la palabra «vergüenza» para calificar el fallecimiento de 15 inmigrantes cuando intentaban atravesar la frontera de Ceuta. Al igual que ya hiciera el Papa Francisco a la hora de valorar la tragedia de Lampedusa, el jesuita toresano ha asegurado que «no se me ocurre palabra más fuerte y contundente». Pinilla ha reconocido que, además de la tragedia y del fallecimiento de estos 15 subsaharianos, «me ha impresionado la permanente lucha de los inmigrantes». Para Pinilla, la tragedia acaecida recientemente en Ceuta supone también una «traición» a estos inmigrantes porque «no era eso lo prometido cuando recibían noticias e imágenes de la vieja Europa, desde la sufriente y eternamente joven África, como si todos ellos formaran parte de una generación que se viera a sí misma como expulsada». Sobre las medidas de control adoptadas por el Gobierno para evitar que los inmigrantes puedan acceder a España, el jesuita toresano aseguró que «les abrimos las puertas cuando les necesitamos y se las cerramos cuando su presencia choca con nuestros intereses».

Para Pinilla, con estas medidas «estamos convirtiendo España y Europa en una especie de convento de clausura del siglo XVI con pinchos afilados en las ventanas y en las puertas para que no entren en nuestra clausura», mientras que, según matizó, «la oferta de la Iglesia siempre es ir a las causas de esta situación en origen y en tránsito». Por este motivo, el jesuita toresano apuesta por «trabajar por un orden económico internacional que no genere pobreza sobre pobreza, sino que ayude a superarla». Asimismo, calificó de «doloroso» que la Unión Europea haya decidido dedicar a las políticas de integración solamente el 25% del total destinado a la migración, mientras que «el trozo grande de la tarta, se lo llevan las medidas de seguridad y de control». Ante esta realidad, el director del Secretariado de Migraciones de la Conferencia Episcopal se mostró partidario de realizar una mayor inversión en cooperación al desarrollo y «menos en securización», ya que «se externalizan las fronteras, pero no precisamente para el desarrollo».

En una entrevista concedida recientemente a este diario, Pinilla aseguraba que España, junto con Lampedusa y Arizona, es la puerta de entrada de los inmigrantes africanos que sufren las restricciones de las políticas de la seguridad europea y que «hay que estar al tanto» de los hechos que afectan a su dignidad, tales como vallas cortantes, restricciones sociales y médicas, así como prejuicios y estereotipos. Asimismo, subrayó que, existe un amplio consenso respecto al hecho de «encontrarnos en un nuevo ciclo migratorio», ya que expertos, autoridades e instituciones económicas coinciden al señalar que la «década prodigiosa de la inmigración en España ha finalizado». Para Pinilla ha llegado el momento del asentamiento, del arraigo y de mejorar la convivencia. De hecho, como apuntó, cada vez son más numerosas las personas conscientes de la aportación que los inmigrantes han supuesto, aunque en una época de crisis económica como la actual, «no es raro que haya ciudadanos que vean a los inmigrantes como un problema», lo que puede dar lugar a que afloren actitudes racistas o xenófobas.