Una iglesia de Tagarabuena llena hasta la bandera despidió en la tarde de ayer al director David Rivas, que tras un largo periplo al frente de la agrupación musical «La Rondalla» ha decidido abandonar temporalmente el puesto por motivos personales y para tomarse un merecido descanso. El tradicional concierto de Navidad que la formación ofrece cada año ha sido la cita elegida por Rivas para mostrar su batuta por última vez. El acto, organizado por la Fundación González Allende, estuvo precedido por una exposición del historiador local José Navarro Talegón en la que hizo un exhaustivo repaso por la vida de este templo situado en el barrio toresano de Tagarabuena.

A las seis de la tarde estaba previsto el comienzo para la ponencia de Talegón. No obstante, la extraordinaria afluencia de público desde veinte minutos antes del horario establecido obligó a los miembros «La Rondalla» a tomar sus instrumentos y amenizar la espera con cuatro piezas musicales a las que el barítono toresano Fidel Velasco se encargó de ponerles la voz, en medio de una inmejorable acústica como la que ofrece el templo de Tagarabuena. Sin embargo, estas interpretaciones no dejaron de ser un mero aperitivo para lo que se avecinaba tras la intervención de Navarro Talegón, ya que la agrupación musical «Amigos del Arte» había previsto un espectáculo con zarzuelas, pasodobles, villancicos y todo tipo de canciones populares.

El director, David Rivas, se encargó tras la ponencia de dirigir a los músicos por un repaso a todos estos géneros que dividió en dos partes diferenciadas. La primera de ellas, con la zarzuela como principal protagonista, hizo sonar entre los muros del templo temas como «Soy de Aragón» de Díaz Giles o «Los de Aragón» del maestro Serrano. Además, los músicos interpretaron pasodobles como «Pepita Greus» de Pérez Choví, «Mañana de Carnaval» de Luis Boinfa, una selección de «La Gran Vía» de Chueca y Valverde y otras tres piezas más clásicas, entre las que destacó la copla «Reproches», compuesta por el gran protagonista de la tarde, David Rivas. Ya en la segunda parte, los músicos de «La Rondalla» tocaron diferentes villancicos populares para deleitar a la gran cantidad de público que se concentró en la iglesia de Tagarabuena.

La agrupación musical «Amigos del Arte» de Toro, más conocida como «La Rondalla», destaca por la heterogeneidad de sus músicos. Así, se encuentran en el mismo barco personas desde los 16 hasta los 72 años, todos apasionados de la música. Sin embargo, esta no es la única mezcla que da ese aire diferente a la formación, sino que su apuesta por todo tipo de géneros es también muy apreciada por el público. Una mixtura que provoca que la gente, más o menos afín a determinado tipo de música, pueda integrarse de manera perfecta en cada concierto.