La vida útil del corcho está creciendo y de qué manera. Ya no solo sirve para cerrar las botellas de vino cuando están a medio beber y posteriormente tirarlo. No, al menos, para los propietarios de El Sabor del Vintage en Morales de Toro. Ellos se han propuesto que los niños aprendan una buena lección de vida basada en el reciclaje y la multitud de usos que un objeto aparentemente tan simple como el corcho de una botella de vino puede tener. Y para ello organizaron durante todo el día de ayer un taller en el que decenas de niños aprendieron a fabricar de manera artesanal diferentes adornos navideños utilizando únicamente corchos de vinos.

Preparados con témperas, materiales para el pegado, purpurina y una gran dosis de imaginación e ingenio, los niños que acudieron a este taller -planeado para edades comprendidas entre los 5 y los 12 años- aprendieron a utilizar las cortezas para conseguir realizar sus propios motivos que engalanen sus casas en estas próximas fechas de la Navidad. Una cita en la que la batuta la llevó María Grandoso, del Taller Artístico de Decor-Arte de la localidad de Tordesillas.

No obstante, los más pequeños de la casa no fueron los únicos en pasar un rato agradable conociendo nuevas técnicas. Para esta ocasión, El Sabor del Vintage dispuso de una «guardería» para padres. A lo largo de los diferentes turnos -dispuestos en dos por la mañana y otros dos más por la tarde- los papás disfrutaron de una cata con maridaje para hacer más amena la espera hasta que los adornos quedaran bien definidos. Así, la empresa de enoturismo dispuso tres vinos diferentes -Verdejo, Prieto Picudo y Tinta de Toro- a los que maridó con una tapa de garbanzo de Fuentesaúco con chorizo zamorano.

Y para redondear la jornada, los responsables pusieron a disposición de quien así lo quiso la realización de paseos en burro zamorano por el parque de El Porquero, situado en la misma localidad de Morales de Toro. Una experiencia de 15 minutos en la que poder disfrutar de una forma de viajar que tanto se utilizó en tiempos pretéritos. En definitiva, se trató de una jornada con todo y para todos los públicos, en la que los niños fueron principales protagonistas, aunque también los padres pudieron disfrutarla.