Diecisiete, número mágico. Los cazadores de Toro apuntaron fino y consiguieron nada más y nada menos que abatir a diecisiete jabalíes. Ni la niebla del alba ni el espesor del terreno húmedo consiguieron poner trabas a los más de ochenta participantes que durante la mañana del sábado tantearon a la naturaleza del entorno de Monte la Reina escopeta en mano y consiguieron un extraordinario botín que hizo de la montería un auténtico festín. Aficionados y socios del club cinegético se hicieron con un preciado premio y finalizaron la jornada con una buena comida, como mandan los cánones, bajo el Cristo de Toro.

La mañana comenzó muy temprano. No obstante, la ocasión lo requería. A eso de las ocho y cuarto de la mañana numerosos cazadores se dieron cita en el Bar Capuchinos de la ciudad de Toro, lugar habilitado como punto de encuentro para todos aquellos participantes que desearan tomar parte en tan magno evento. Desde allí, carretera hasta un paraje en los alrededores de Monte la Reina. Sitio, por otra parte, que no dejaba nada al azar. «Creemos que por aquí hay una buena población de jabalíes», explicaba José Antonio Melgar, presidente del Club de Cazadores de Toro, la pasada semana. Y no, no se equivocó en absoluto.

Los 85 cazadores que participaron de manera activa en esta montería se lanzaron al campo en busca de su pieza más codiciada. Había jabalíes, eso está claro. Y, lo más importante, consiguieron dar con ellos. Porque el recuento no solo se reduce a los diecisiete animales que, los afortunados, consiguieron llevarse a casa, sino que fueron muchos más los que estuvieron a punto de ser derribados por los expertos cinegéticos, aunque sus disparos no consiguieron terminar del todo con los guarros que se cruzaron en sus respectivos caminos.

Aún así, el ambiente era el perfecto para una buena mañana de caza. Piezas de sobra y un gran día por delante con el objetivo de llevar el máximo número posible de animales. Los participantes montearon este buen lugar de Monte la Reina y emplearon así la mañana que, coincidieron todos, terminó por resultar una gran jornada de caza en la que todo el mundo, triunfadores o no, consiguieron diversión y buen ambiente.

Al término de la jornada, el presidente de la Sociedad de Cazadores de Toro, José Antonio Melgar, expresaba su alegría por lo bien que les habían ido las cosas a los participantes en la montería. «Nosotros hemos puesto todo de nuestra parte para organizar una buena jornada de caza y la verdad es que la gente se ha ido contenta y se han divertido, por lo que el resultado no puede ser más satisfactorio», explicaba.

En lo sucesivo vendrán más jornadas y habrá más oportunidades de salir a montear los campos del alfoz toresano en busca de buenos botines en forma de jabalíes. Pero lo cierto es que la primera toma de contacto con la escopeta no ha podido terminar de mejor forma. Una jornada extraordinaria en la que la población animal se portó, apareció y los monteros de la ciudad y alrededores supieron aprovechar a la perfección. No queda ninguna duda: diecisiete, número mágico.