Medio siglo de historia y de buen hacer contemplan los vinos Monte Toro. Corría el año 1963 cuando Ramón Ramos compra una bodega y elabora y comienza a comercializar su primer vino. Desde entonces, aunando el saber de nuestros antepasados y las más modernas técnicas no hemos dejado de mejorar la herencia recibida de generaciones que anclan sus raíces en los albores de la civilización.

El contacto de nuestra bodega con el mundo del vino se remonta muchos años atrás, pues el abuelo de los actuales propietarios era el corredor de vinos para bodegas de La Rioja, Galicia, Madrid y Castilla y León.

Ramón Ramos Carillo, con 15 años, entabla sus primeros contactos con el mundo del vino ayudando a su padre. Establecido ya por su cuenta, en 1963 compra una bodega del siglo XII excavada en piedra. Es en esta cava donde decide elaborar su primer vino. Es una típica bodega de la zona -excavada a mano-, donde la temperatura se mantiene constante, donde los caldos duermen su maduración y donde el espíritu del vino vive una perfecta comunión con las barricas de roble.

Aquel caldo inicial cumplía a rajatabla los cánones de la época, prácticamente inalterables desde que Cristóbal Colón embarcara en La Pinta unos azumbres de vino de Toro para llevar en su primer viaje a Las Indias. Era un vino con una estructura potente, con los taninos necesarios para crianzas largas, vino, en definitiva, ideal para mezclar con otros más suaves debido a que lejos de aquí tienen muchas menos horas de sol para la maduración de la uva.

Y un sello de identificación comenzó a marcar aquellos caldos recios que se vendían, en su mayor parte, a granel, era el vino de Ramón Ramos. Esta vitola es la que hoy en día continuamos llevando a gala: la calidad por el trabajo bien hecho, la personalidad de un vino que le confieren los viñedos centenarios de la zona y la sencillez de una bodega familiar que con las técnicas más modernas no olvida las profundas raíces de nuestros ancestros, que nos enseñaron a hacer vino del bueno.

Y tras Ramón Ramos nació la primera marca comercial de nuestra bodega. No podía ser otra más que Monte Toro, un pago de la zona con el cual quisimos aglutinar a un vino muy especial que se elabora cien por cien con Tinta de Toro producida en las laderas bañadas por el fecundo sol de agosto y regadas por las todavía puras aguas del Talanda. Y todo esto también para agradecer los sacrificios de cientos de hombres que año tras año cuidan y miman sus majuelos para entregarnos el fruto óptimo de sus viñedos.

Porque detrás de Monte Toro hay muchas pequeñas familias de la zona que trabajan 365 días al año para que una botella contenga todas las esencias de una tierra dura que solo entrega sus mejores frutos si está regada con abundante sudor.

Así es Monte Toro, un vino moderno, capaz de satisfacer las demandas actuales del mercado más exigente y ensamblar con las técnicas transmitidas de generación en generación para extraer de la uva un néctar digno de los dioses del Olimpo.

Hay quien mantiene que tras el vino se ha creado un ritual demasiado artificial. Puede ser. En este sector, al igual que ocurre en el resto, hay mucho advenedizo, pero quienes llevamos años viviendo y haciendo de la viticultura nuestra profesión de por vida sabemos que tras el descorche de una botella hay algo más que una marca comercial: hay muchas pequeñas vidas, esencia de tierra, aromas que nos acercan a la naturaleza, sabores que comunican estados de ánimo y bienestar que nos hacen más felices. Todo esto y más se encuentra tras la marca Monte Toro, una bodega familiar donde lo que nos importa es la calidad antes que la cantidad, por eso queremos seguir mimando a nuestros más que clientes, amigos.

Todas y cada una de las variedades que tiene en la actualidad en el mercado la bodega Ramón Ramos cumplen con las exigencias de los consumidores más cualificados, pero si de algún vino nos sentimos especialmente satisfechos es de Monte Toro Roble, procedente de viñedos de más de 50.

La uva, recogida en su óptimo grado de maduración a mediados de octubre, vendimiada a mano y seleccionados los mejores racimos para que no dejar sitio al azar, ha permanecido durmiendo con el roble hasta mayo.

El prestigioso crítico estadounidense Robert Parker concedió precisamente a este vino 90 puntos sobre cien, lo que da una idea sobre la calidad del mismo. La relación calidad precio, a pesar de este reconocimiento se mantiene inalterable para que pueda ser degustado por todos los públicos.

Monte Toro Roble encierra toda la esencia de la bodega Ramón Ramos y es el compañero ideal para maridar con una sabrosa y jugosa carne de Aliste, con unos buenos embutidos y quesos zamoranos o con bacalao a la tranca.

Color: Tonalidades violáceas en el borde de la copa, bien cubierto de color. Capa alta.

Nariz: Predominan los aromas a frutos negros del bosque, ensamblados con torrefactos, cafés y chocolate.

Boca: Redondo, largo, con perfecto equilibrio entre los especiados y la crianza en barrica de roble.