El domingo cumplirá cinco meses y, en su corta vida, el pequeño Guillermo ha superado un parto complicado y, en la actualidad, se recupera de un raro serotipo de salmonela ocasionado, supuestamente, por la ingesta de leche Blemil Plus 1 forte. Desde el pasado 15 de enero, sus padres y su hermana han vivido una auténtica pesadilla. «No se lo deseo a nadie», explicó la madre del pequeño, Sara Pérez Benito, quien llegó a sentirse «culpable» por la enfermedad de su hijo. Los padres del pequeño se percataron el 15 de enero de que el niño «estaba malo» y que en sus defecaciones «las cacas eran muy feas, con mucho moco e hilitos de sangre». Tras una primera revisión en el centro de salud de Toro, la pediatra barajó la posibilidad de que se tratara de una gastroenteritis y recomendó cambiar la leche que tomaba el niño por otra sin lactosa. La pediatra también decidió practicar un coprocultivo que, tras ser analizado, arrojó como diagnostico salmonela aunque sin especificar el serotipo que, días después se confirmó que era «salmonella poona» y que «solo había tres casos en Castilla y León». Ante esta situación, Pérez Benito empezó a sospechar que la enfermedad de su hijo podría estar relacionada con la ingesta de la leche Blemil Plus 1 Forte porque «era su único alimento» y decidió ponerse en contacto, el 1 de febrero, con Laboratorios Ordesa, fabricante del producto. A través de un correo electrónico, esta angustiada madre llegó incluso a pedir a los Laboratorios que no se ofendieran por la consulta porque únicamente intentaba buscar una explicación a la enfermedad de su hijo. En respuesta a esta consulta, un día después, responsables de la compañía explicaron a Pérez Benito que «soy la primera persona que se pone en contacto con ellos referente a este tema» y le piden que les envíe la leche, del lote 236 0* FCP 08/2012, para poder analizarla. Ese mismo día, sobre las doce de la mañana, una empresa de transportes recoge la muestra de la leche y pocos días después, el departamento farmacéutico de los laboratorios se pone en contacto con Pérez Benito y «me dicen que esté tranquila que la leche no es, que han conseguido más leche de ese lote y que todo está perfecto». Ante esta comunicación, los padres empiezan a barajar otras opciones para tratar de descubrir el origen del contagio aunque el Centro Nacional de Epidemiología, para intentar establecer una conexión entre los tres casos detectados en Castilla y León, se puso en contacto con ellos el lunes 21 de febrero para cumplimentar una encuesta. Como relató Pérez Benito, «me preguntaron de todo; cómo limpio los biberones, cómo los esterilizo o qué marca de agua utilizo», preguntas que avivaron aún más la inquietud de esta madre. «Me quería morir, me sentía fatal porque es como si me estuvieran llamando sucia o mala madre», subrayó. Durante este tiempo, esta familia toresana ha luchado de forma incansable para evitar que el pequeño Guillermo fuera ingresado y, durante varios días tuvo que ser trasladado al centro de salud para que fuera atendido por la pediatra y por la enfermera «a las que estoy muy agradecida porque su trato ha sido exquisito» para que el bebé «no se deshidratara» y porque «quería tenerlo en casa» para evitar otras posibles situaciones de riesgo en el hospital.» Aunque estos padres tardarán tiempo en olvidar esta experiencia, lo que más les «duele» es que están convencidos de que «nos han mentido», ya que, como remarcó Pérez Benito, la leche no fue retirada de las farmacias el 4 de febrero, como asegura el fabricante. Los padres de Guillermo se han puesto en contacto, a través de Internet, con otros afectados con los que «vamos a ir a por todas» para que se depuren responsabilidades. El pequeño se está recuperando aunque «todavía tiene la bacteria» y solo puede tomar leche hidrolizada hasta que se le regenere la flora intestinal. Sus padres esperan con ilusión el lunes de carnaval para que el pequeño desfile por primera vez.