Ayer dio comienzo la Fiesta de la Vendimia de Morales de Toro, a la que asistieron diversas autoridades, así como una gran afluencia de público. La de este año es la octava edición de esta Fiesta, renovada por el alcalde de la localidad, Luis Segovia, quien asegura que tenía una «idea clara» de cómo quería que fuera, sobre todo porque le parecía «importante», dado que este pueblo vive fundamentalmente de la viticultura, y así, su finalidad era la de «ayudar a las bodegas a promocionar sus vinos, para que la gente los pueda degustar y después los compre». Con el paso de los años, la Fiesta se va consolidando, lo que queda demostrado con la participación de 35 bodegas, cuatro queseros, un carnicero, un grupo de artesanos, una exposición de alfarería y otra de variedades de uva, además de realizar una pisada de uva, con la que todos pudieron probar el primer mosto de la temporada. Por otra parte, el público también disfrutó con los bailes regionales del grupo «Vacceos». Segovia reconoció que «estamos encantados porque hay una gran afluencia de gente, calculo que habrá unas 1.500 personas».

Por su parte, la Subdelegada del Gobierno, Pilar de la Higuera, aseguró que se trata de una de las Ferias «más importantes de la provincia de Zamora», que además cuenta ya con una tradición. «Creo que es muy importante para el Alfoz de Toro», afirmó, y también muestra que «Morales de Toro está trabajando fuerte y bien para que el vino sea una de las fuentes de riqueza de la provincia de Zamora y de esta zona». Destacó también la labor del alcalde, quien «lo ha sabido organizar y conseguir que la gente venga y disfrute de los vinos, y que también se puedan conocer entre los bodegueros y puedan intercambiar sus opiniones». Matizó que «es importante apoyarla por la riqueza económica que puede traer para Zamora, y también por lo que significa de tradición, ya que ésta es una zona de buenas vides», aparte de que esta Fiesta también «atrae mucho al turismo». Por su parte, el procurador socialista Manuel Fuentes señaló que siempre se encuentra alguna novedad, lo que significa que «siempre se está intentando hacer vinos nuevos, de variedades que a lo mejor no están bien valoradas, lo que da la posibilidad de tener vinos diferentes». Afirmó que «si son capaces de mantener la calidad y el precio en el mercado, el sector del vino, y sobre todo el de la D.O. Toro, tiene futuro con seguridad».

El presidente del Consejo Regulador de la D.O. Toro, Amancio Moyano, precisó que, aunque es una Feria local y popular, «es importante porque los pueblos que pertenecen a la D.O. participan de la cultura del vino». Añadió, además, que desde el Consejo «estamos encantados de que se haga la Fiesta, y colaboramos en todo lo que nos pidan porque es bueno para la zona».

Por lo que respecta a los bodegueros asistentes, según la directora general de la Bodega Estancia Piedra, Inmaculada Cañibano, «la gran ventaja y acierto de la Feria es la presencia de las bodegas, que presentan sus vinos en una Fiesta popular y participativa». El bodeguero Pablo Gallego, de la Bodega Cañada del Pino, resaltó su importancia al «dar a conocer los vinos y poder probar cosas nuevas», aunque también incidió en que «falta algo de publicidad para que venga aún más gente». También Eduardo Casas, de Bodegas Francisco Casas, subrayó que «es importante el mantener estas ferias, siempre con el debido protocolo y unas normas, pues también es una forma de degustar los vinos de otras bodegas». Y este año el viticultor Luis Segovia Lorenzo expuso 75 variedades de uva y explicó que, desde hace 40 años, se dedica a recuperar variedades de la zona que se encuentran en extinción, y así ha conseguido, por ejemplo, ser el único que conserva el tipo Moscatel Rojo.