El amor por la música que siente el toresano David Rivas, compositor y también director de la Agrupación Musical de Pulso y Púa, la Rondalla de Toro, «viene de lejos», como él mismo señala. Y junto a esta afición por la música también aparece muy pronto su vinculación con la Semana Santa, puesto que, ya con once años acompañó a su primera procesión como integrante de la Banda Municipal de Música «La Lira». En este sentido, Rivas incide en el «fuerte papel protagonista» que las bandas de música adquieren durante la la Semana Santa, ya que acompañan a las imágenes que procesionan con la interpretación de un variado y rico patrimonio musical compuesto de forma especial para la Pasión, como sucede con las marchas de procesión y las marchas fúnebres.

Fruto de su afición musical, Rivas comenzó a «jugar» con el repertorio propio de la Semana Santa, de forma que cuando tenía 17 años decidió componer una marcha propia, que tituló «La túnica sagrada». Satisfecho con la experiencia, a ésta primera marcha sucedieron otras, como «Piedad», «Flagelación» o «Santo Sepulcro», ésta última compuesta «junto a mi amigo y compañero Manuel Gato de la Calle». No obstante, Rivas reconoce que, aunque compuestas «desde el respeto y el corazón», adolecían de algunas carencias en cuanto a la estructura y a la armonía.

Sin embargo, se atrevió a dar un paso más, y así presentó una de sus composiciones, «Pasión en Zamora», al primer concurso de Marchas Fúnebres, organizado por el Conservatorio de la ciudad, en el que recibió el tercer premio.

Con el paso de los años, «y junto con mi gran amigo José Ignacio Petit», director de la Banda de Música de Zamora, Rivas finalmente se decidió a componer una marcha dedicada al paso del Ecce-Homo de la Cofradía de la Vera Cruz de Zamora. El resultado fue la marcha «Ecce-Homo», que se estrenó en el concierto de marchas fúnebres que la Banda de Música zamorana ofreció en el año 2009 en el teatro Principal. Posteriormente, donó la marcha a la Cofradía, gesto al que ésta correspondió nombrando a Rivas «cofrade honorífico», lo que, añade el compositor, «me llena de orgullo, pues es la cofradía más veterana de España, y en ella llevo participando como músico desde hace casi 20 años».

Recientemente, David Rivas ha estrenado su última obra, compuesta por encargo de la organización del V centenario de la llegada de la reina Juana I de Castilla a Tordesillas, motivo por el que el estreno se llevó a cabo en esta ciudad vallisoletana.

Rivas comenta que la idea de que compusiera esta obra surgió del pintor toresano Carlos Adeva, quien reside en Tordesillas. Adeva, como un acto más de los que se estaban organizando para conmemorar este centenario, propuso al Ayuntamiento de Tordesillas la posibilidad de preparar una muestra musical, idea a la que el Consistorio accedió. Así, en junio de 2009, Adeva le propuso a David Rivas la composición de una obra descriptiva, que tratase de reflejar, a través de la música, diferentes momentos de la vida de la reina Juana, transportando al público hasta esas vivencias mediante la evocación musical. Rivas accedió al instante, solicitando a Adeva que le proporcionara el programa extramusical, con el fin de establecer qué momentos eran los que podían destacar mejor en la composición.

El título de la obra es «Historia de una dama. Música para una reina». Según la explicación de Rivas, «Historia de una dama» hace referencia a doña Juana como persona, mientras que «Música para una reina» ya se refiere a Juana como una persona con un cargo muy importante en la Historia.

El resultado es una suite para banda, en cinco movimientos, cada uno de ellos con un título propio. El primero de ellos, «Preludio», intenta presentar la figura de la reina, pero desde el punto de vista de la mujer presa de sus miedos, e incluso insegura en ocasiones, pese a su fuerte carácter. Se trata de un movimiento corto en el que flauta y oboe dialogan de forma delicada. El segundo movimiento, «La corte en Flandes», trata de describir momentos de la vida de la reina cuando está con su esposo. La corte está en Flandes, y todo es lujo, esplendor y grandiosidad. Rivas aclara que «he tratado de recrear una pavana renacentista, es una parte alegre».