Airma Selegna, pseudónimo con el que Mª Ángeles Martín Ferrero ha decidido dar a conocer sus poemas públicamente, presentó la publicación de dos de sus poemarios en la Casa Municipal de la Cultura, arropada por la Asociación para la Promoción de la Cultura en Toro y su Comarca, ProCulto, y acompañada por el editor de los dos libros, Luis González, de la editorial zamorana Semuret, y por el profesor de Lengua y Literatura Juan Carlos González Ferrero, quien realizó una breve exposición del contenido y del significado de ambos poemarios de forma previa a la lectura de diversos poemas por parte de la autora.

En su presentación de los poemarios, Juan Carlos González Ferrero señaló que se trataba de la publicación de los primeros y de los últimos poemas escritos por la autora, por lo que en ellos se reflejaban dos momentos diferentes de la vida personal de Mª Ángeles Martín, pero también de la vida poética de Airma Selegna. La distancia temporal entre ambos ciclos de poemas, sin embargo, no implica que no contengan un nexo que justifique la publicación conjunta de los dos, de forma que González Ferrero precisó como vínculo de unión el concepto «no tiempo». Según sus palabras, «el tiempo es el que vivimos, mientras que el "no tiempo" es el que no podemos medir».

En cuanto a los libros, «Poemario en silencio y una elegía (1978-1983)» contiene 17 poemas que hablan sobre «el tiempo sagrado» de la juventud, a los que sigue, concluyendo el volumen, una elegía. A lo largo de estos poemas se observa un tono constante de espera, «se espera crear el más bello poema, se espera el amor, la justicia... y se espera en silencio, pero no a solas», destacó González Ferrero, aunque en la elegía final la muerte lo trastoca todo.

Unido a este último sentimiento, marcado por la tristeza y el abandono, «Ángela (2005-2008)», dedicado al recuerdo de su madre (y con una elegía, no pensada para este poemario, a su padre), remite al tiempo «de más allá de la experiencia de la muerte», y en estos poemas «ya no hay espera, sino que sólo queda la queja, en soledad y en silencio... sólo quedan los recuerdos».

Y en relación al aspecto formal de los poemarios, González Ferrero subrayó como uno de los datos más relevantes el «tono heroico» de los poemas, tono que consideró «uno de sus mayores aciertos y uno de sus mayores atractivos».