Un emocionante fin de fiesta con cantaores, guitarristas y palmeros en el escenario, entre cantes, toques y bailes finalizó la noche flamenca de las ya concluidas ferias y fiestas de San Agustín que dejó satisfechos a todos por el buen hacer de los artistas, la sonoridad del espacio y la belleza del recinto -el patio del antiguo Hospital de la Cruz- que, en conjunto, crearon un clima cargado de duende, como mandan los cánones del arte flamenco. El recinto se llenó de público -se vendieron cerca de 700 entradas- que agradeció el calor del ambiente y no solo por el divertimento, sino por lo fresco de una noche en la que se registró una brusca bajada de temperaturas con respecto a las vividas a lo largo de todos los festejos.

Un solo de guitarra de Miguel Salado, en homenaje al recientemente fallecido y también guitarrista jerezano Manuel Parrilla, abrió la noche, tras lo cual, de pie en el escenario y sin más compañía que su voz, el joven cantaor Jesús Méndez (Jerez 1984), de la saga de La Paquera, se arrancó por tonás como preámbulo de la más que buena actuación que llegó después. Los tientos, las malagueñas, las bulerías, los tarantos y las seguiriyas y los fandangos llegaron después, para concluir con una seguiriyas con letra de Manolo Caracol que provocaron el entusiasmo del público, ya entregado de por sí. El cantaor estuvo acompañado a las palmas por Manuel Salado y Manuel Moneo.

Tras un descanso, otro solo del guitarrista Migue A. Cortés dio paso a la actuación de la ya veterana cantaora Esperanza Fernández, quien no dudó en incluir en su repertorio los Tangos del Tití, en homenaje a su tierra, Triana. Con un tono de voz más agudo y penetrante, la trianera, con palmas de Miguel Vargas y José Manuel Ramos, deleitó con sus malagueñas, sus soleás y sus alegrías, para rematar con unas bulerías cantadas y bailadas, mostrando también su arte gitano en esta materia.

La velada finalizó con la ya mencionada actuación al unísono entre los dos cuadros, en la que hasta los palmeros se arrancaron a bailar. Tras más de dos horas y media de actuación, Méndez compartió el tentempié organizado por el Ayuntamiento en el propio recinto con los miembros de la Peña Flamenca de Toro, a quienes ya conocía cuando le contrataron hace dos años, y los cuales han colaborado en asesorar a la Concejalía de Festejos en la organización del festival -la trianera tuvo que marcharse pues la esperaba otra actuación-. De Méndez dijeron los aficionados toresanos cuando se fue: «cuando se curta, llegará lejos».