Numerosas personas se quedaron el pasado jueves por la noche con las ganas de presenciar el espectáculo ecuestre y flamenco «Nuestros aires» que tuvo lugar en la plaza de toros portátil, al completarse el aforo del recinto -la organización permitió incluso que las personas que lo quisieran pudieran verlo desde la barrera-. Algunos fallos en el sonido no impidieron al público disfrutar de un precioso espectáculo ofrecido por el grupo «Sueño ecuestre», entre el que se encontraban caras ya conocidas para los toresanos como las hermanas María y Saray de Mena, que desplegaron todas sus cualidades con los caballos, el baile y el cante; o como el director del centro ecuestre «Jaquetón», de Vezdemarbán, José Pérez Alfageme.

Un carrusel con la presentación de los ocho caballos que formaron parte del espectáculo fue el preámbulo de las diez actuaciones restantes que se fueron diseminando a lo largo de una plácida, animada y calurosas noche. José Pérez y su caballo Lancelot comenzaron con una actuación de coma clásica, a la que siguió otra en la disciplina de riendas largas. Mariano Fernández -medalla de bronce en el campeonato de España- y su caballo Lebrero deleitaron a todos con reprises de doma vaquera mientras en el centro del ruedo el guitarrista vallisoletano Carlos Blanco hacía hablar a su guitarra. María de Mena fue la encargada de poner la voz en off al espectáculo, en el que explicó, entre otras cosas, el origen campestre de la doma vaquera, utilizada «para trabajar en el campo con el ganado bravo». Muy aplaudida fue la actuación de María bailando un tango flamenco con José Pérez al lomo de Lancelot, a la que siguió la presencia en el coso de Julián Burguillo «Curro», un niño abulense de 12 años, mano a mano con Mariano Pérez, esta vez con garnacha, marcando ambos la diferencia entre la doma vaquera en pista y en campo, respectivamente. No menos sorprendente fue la sevillana que Amara Pérez bailó con Francisco Perote a lomos de Romerito y muy aplaudida fue también la actuación de María de Mena interpretando fandangos y bulerías de Cádiz, acompañada por Carlos Blanco, que sirvió de banda sonora para carrusel final.

Por otro lado, el teatro Latorre se llenó también de público para asistir a la representación de la zarzuela «La alegría de la huerta», de Antonio Paso y Enrique García Alvarez con música de Federico Chueca. La Agrupación Lírica Vallisoletana fue la encargada de llevar a la escena esta divertida pieza de ópera ligera, que fue muy aplaudida . Mucha menor asistencia registró, sin embargo, el concierto de rock que el grupo Klanghor dio en el patio del Magdalena Ullóa, al que acudió escaso público.