Descuartizó el cadáver de su propia madre en varios trozos con un serrucho y se deshizo de los restos poco a poco a lo largo de varias semanas en distintos puntos para no levantar sospecha alguna. De esta forma mantuvo oculto durante seis largos años el horrendo crimen Joan Carles L. M., el parricida detenido la semana pasada en València, según él mismo ha confesado ahora a los policías que investigaban la desaparición de su progenitora. Además, el presunto parricida vació las cuentas bancarias de la fallecida en los meses posteriores a su muerte, que los investigadores situan en abril de 2011, por lo que todo indica que el móvil del crimen fue económico.

El acusado de un delito de asesinato, que se encuentra en prisión cumpliendo una condena de 23 años de cárcel por intentar matar a cuchilladas a sus tías en 2014, fue excarcelado ayer y trasladado desde el centro Penitenciario de Picassent a los juzgados de València para prestar declaración ante el juez que instruye la desaparición de Mari Carmen Muñoz Moreno, que tenía 48 años cuando presuntamente fue asesinada por su propio vástago.

Joan Carles L. M., de 30 años, se acogió a su derecho a no declarar ante el juez de Instrucción número 20 de València, encargado del caso. No obstante, previamente, ante la Policía Nacional el sospechoso había realizado una confesión espontánea en la que reconocía haber matado a su madre en 2011, aunque sin concretar la fecha exacta del crimen, como informó este fin de semana en exclusiva Levante-EMV.

Según ha podido saber este periódico, en esta misma declaración el parricida alegó que la muerte se produjo durante una discusión por cuestiones relacionadas con la difícil convivencia con su madre.

En el transcurso de la misma la habría empujado y ésta habría caído golpeándose en la cabeza, según la versión de los hechos dada por el acusado. No obstante, después de comprobar que la mujer estaba muerta, este optó por deshacerse del cadáver troceándolo con un serrucho, según él mismo ha reconocido ante los psicólogos de la Sección de Análisis de Conducta (SAC) de la Policía Nacional.

Esta forma de proceder hace sospechar al grupo de Homicidios de la Policía Nacional que la muerte no fue ni mucho menos accidental, como trata de justificar el presunto parricida, quien hizo creer a todos que su madre se había ido a vivir a Zaragoza. Asimismo, en fechas posteriores al parricidio se produjeron varias extracciones bancarias de las cuentas de la desaparecida efectuadas por el sospechoso. Fue a raíz de la denuncia por su desaparición, interpuesta por los hermanos de Mari Carmen a mediados de 2016, cuando las gestiones policiales para tratar de localizarla se agilizaron. Sus resultados han llegado ahora, seis años después del crimen.