La investigación sobre la muerte de Massimiliano P.R., el italiano de 42 años acuchillado el martes en una furgoneta en llamas en Felanitx (isla de Mallorca), apunta a un rocambolesco suicidio. Las pruebas recabadas en el escenario y los resultados de la autopsia llevan a la Guardia Civil a pensar que fue él mismo quien se clavó un cuchillo de cocina en el corazón al verse atrapado en un incendio fortuito declarado en su vehículo.

La víctima, un 'hippy' empadronado en Eivissa que vivía en la furgoneta y se movía por toda Mallorca, organizaba sesiones de tomas de ayahuasca, una bebida con potentes efectos alucinógenos. Los investigadores no descartan que la hubiera consumido poco antes de ocurrir los hechos. La jueza de Manacor encargada del caso mantiene abierta la investigación a la espera de que se confirme la hipótesis del suicidio.

Aunque todos los indicios apuntaban inicialmente a que el hombre había sido asesinado y el automóvil incendiado para eliminar pruebas, el avance de la investigación dio un vuelco al caso. El cadáver, hallado junto a la puerta del copiloto de la furgoneta incendiada, tenía quemaduras y un cuchillo clavado en el pecho. Al examinar detenidamente el cuerpo, se descubrió que no presentaba signos de lucha ni heridas defensivas y la trayectoria de la puñalada apuntaba a que fue él mismo quien se clavó el arma, hipótesis avalada por la autopsia practicada ayer.

Cortocircuito

La teoría del suicidio cobró fuerza al examinar la grabación de una cámara de seguridad de la empresa situada justo delante del lugar de los hechos, a un kilómetro y medio de Felanitx en la carretera de Vilafranca. Las imágenes demuestran que el hombre estaba solo cuando ocurrieron los hechos y en ellas se le ve entrar en la furgoneta, que poco después empezó a arder.

También las pesquisas sobre el origen del incendio parecen echar por tierra la hipótesis del homicidio. Los agentes del Laboratorio de Criminalística inspeccionaron a fondo el vehículo ayer por la mañana y detectaron indicios de que el fuego comenzó de manera fortuita, al parecer debido a un fallo en el

Con todas estas pruebas, la Guardia Civil cree que la víctima descubrió el fuego cuando este se había extendido ya por buena parte de la furgoneta. De acuerdo con esta hipótesis, el hombre habría intentando en vano sofocar las llamas y acabó optando por quitarse la vida clavándose el cuchillo en el corazón ante el temor a morir quemado. Los investigadores están a la espera de que se analicen las muestras tomadas del cadáver para aclarar si estaba bajo los efectos de la ayahuasca, la sustancia alucinógena que solía consumir.