Un trabajador agrícola de 38 años y nacionalidad rumana, Vasile Pohaidac, murió asesinado ayer en la aldea requenense de El Azagador tras recibir un disparo en el pecho efectuado con una escopeta cargada con postas. La víctima ni siquiera llegó a ver a su presunto asesino, quien disparó a través de la cortina de tela que cubría el exterior de la puerta de la casa en cuanto Vasile abrió al escuchar el timbre. La Guardia Civil ya ha detenido al presunto autor de la muerte: el padre de una joven española con la que Vasile había iniciado recientemente una relación sentimental y a la que el arrestado se oponía.

El asesinato se produjo el miércoles por la noche, aunque no fue descubierto hasta las siete de la mañana de ayer, cuando un compañero de trabajo de Vasile fue a su casa, en la calle Nueva de El Azagador, a recogerlo, como cada día, para ir al campo a podar viñas. El cuerpo sin vida del hombre estaba caído a la entrada de la casa.

La hora del crimen ha podido ser fijada gracias a que una vecina escuchó, sobre las 23.30 horas, «un golpe muy fuerte, seco, que me despertó. Estaba dormida en el sofá y me asusté muchísimo, pero ya no escuché nada más y creí que se había caído algo de mi tejado. Jamás pensé que fuera un tiro».

La mujer, que no vio a nadie, tampoco escuchó ningún motor de coche. La casa se encuentra en una calle muy corta y quien la conoce sabe que no tiene salida, por lo que es probable que el supuesto asesino dejase su vehículo un poco alejado para acceder caminando e irse después sin despertar sospechas.

El compañero de trabajo alertó de inmediato al dueño de la casa y jefe de ambos. Enseguida fue avisado el servicio de emergencias médicas y la Guardia Civil de Requena, cuyos agentes, al comprobar que se trataba de un crimen, pidieron la presencia del grupo de Homicidios de Valencia y del laboratorio de criminalística, así como del equipo de Policía Judicial de Requena.

La calle fue cortada con precinto policial durante la inspección ocular, que se prolongó hasta la una y media de la tarde. Apenas una hora antes, un furgón fúnebre retiraba el cuerpo sin vida de Vasile, que fue trasladado por orden del Juzgado de Guardia de Requena al Instituto de Medicina Legal de Valencia. Hoy se le practicará la autopsia.

El asesinato perturbó la tranquilidad de una aldea con apenas 40 vecinos permanentes y 41 casas donde todos se conocen y en la que nunca pasa nada.

Abrió la puerta confiado

La investigación se centró desde el primer momento en el entorno personal de Vasile, ya que en la casa no había señales de violencia „no hay puertas, ni ventanas forzadas y el interior estaba en perfecto orden„ y, además, el único conflicto que se le conocía era la oposición del padre a que la relación continuase.

La hermana de Vasile, que reside en Requena al igual que su madre, conocía esa oposición: «No quería que su hija estuviera con mi hermano. Hace tres semanas, Vasile nos contó que tenía problemas con él, pero luego nos dijo que los había invitado a los padres y a ella a cenar en su casa, en El Azagador, y que todo estaba arreglado».

El arrestado permanecía ayer en los calabozos de la Guardia Civil de Requena.

«¿Cómo voy a decírselo a nuestra hija?»

Vasile era muy querido entre la numerosa comunidad rumana de Requena que se dedica, sobre todo, a labores agrícolas. Estaba casado con una joven de su país con la que tiene una hija de 8 años. La pareja, que se casó en Rumanía en 2005, se había separado hace dos años «pero la relación era buena. Hasta que empezó a salir con esta chica, venía a ver a la niña a menudo». Habló con ella sólo dos horas antes de que lo mataran. «Le había pedido unas botas y habían quedado para mañana (por hoy) para comprarlas. ¿Cómo le voy a decir yo ahora que lo han matado, que no lo va a ver nunca más, con lo que ella le quería?», se pregunta rota en lágrimas la exmujer de Vasile.