Los padres de Cristina Martín llegaron ayer destrozados al tanatorio de Seseña, donde se vela el cadáver de la pequeña. Su deseo de incinerar el cuerpo no podrá cumplirse por la investigación judicial.

La muerte de la niña ha conmocionado a la localidad, en la que el Ayuntamiento ha decretado dos días de luto oficial. Cerca de una veintena de familiares acudieron ayer al domicilio de los padres de Cristina para mostrar su pesar. Mientras que el padre y el hijo mediano atendieron con entereza, la madre no pudo evitar los sollozos y el hijo mayor tuvo que ser atendido por una crisis de ansiedad.

Francisco Martín de la Sierra, el padre de la niña, ha sido el encargado de dar la cara ante la prensa, desde el momento en que se confirmó que el cuerpo hallado en una fosa era el de su hija. En declaraciones ante los medios, Francisco Martín se ha mostrado descorazonado, y ha aventurado que quien ha matado a su hija saldrá pronto de la cárcel por «buena conducta» y «dispuesto a hacer lo mismo».

«La justicia no es todo lo que quisiéramos», ha enfatizado en rueda de prensa junto al alcalde Seseña, Manuel Fuentes. Francisco ha subrayado que un padre querría que al responsable de lo ocurrido «lo colgaran y ojo por ojo», pero no va a ser, sino que lo condenarán y a los «tres años lo tienen en la calle dispuesto a lo mismo».

Cristina Martín era la tercera de cuatro hermanos, dos chicos y dos chicas. Su padre trabaja en el Ayuntamiento.

Cristina repetía curso en el instituto Margarita Salas y había suspendido varias asignaturas. Era subdelegada de curso en 1º C de la ESO. «Era una chica muy viva, muy valiente», según indicaba el padre de otro estudiante del mismo curso, aún incrédulo por lo sucedido en el pueblo.

Cristina Martín de la Sierra, de 13 años, murió desangrada en el pozo de la fábrica de yeso en que cayó, según los escasos datos de la autopsia al cadáver de la menor, practicada ayer en el Instituto Anatómico Forense de Toledo. Las investigaciones, que permanecen bajo un estricto secreto decretado por la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Illescas, apuntan a que la niña mantuvo el pasado martes 30 de marzo, día de su desaparición, una riña con otra menor de su instituto en las ruinas de la fábrica, durante la que habría recibido golpes que la hicieron caer al foso, de más de tres metros de profundidad. La herida que acabó con su vida por pérdida de sangre, sin recibir ayuda ninguna, pudo producirse durante la caída, según fuentes de la investigación que, no obstante, no descartan que la investigación abra otras hipótesis. El fallecimiento se produjo el mismo día de su desaparición. La investigación está prácticamente cerrada y la Guardia Civil considera resuelto el caso. La autopsia ha revelado que el cuerpo de la menor presentaba numerosos golpes, algunos de ellos en la cabeza, y cortes, uno de ellos profundo en una muñeca por el que probablemente la joven acabó muriendo. Las fuentes indican que ninguno de ellos habría producido necesariamente la muerte de la menor en caso de que esta hubiera recibido algún tipo de ayuda. También apuntan a que Cristina Martín habría llegado en estado de inconsciencia al fondo del foso. Aún no se ha determinado si ese corte fue durante la pelea con su compañera de instituto, menor de edad como la fallecida, o si este se produjo mientras Cristina Martín intentaba evitar la caída. Es decir, si la herida fue provocada con algún tipo de objeto cortante o bien por lascas de piedra, ladrillo o cemento presentes en la zona. Lo que los investigadores apuntan es que la menor recibió golpes «muy fuertes» durante la riña y barajan que la agresora pudiera haber usado algún tipo de objeto contundente, posiblemente un madero.

Internamiento

La detenida pasará, en principio, hoy, a disposición de la Fiscalía de Menores, que prevé solicitar una orden cautelar de internamiento en un centro de menores. La Ley del Menor establece que a los mayores de 14 años y menores de 18 se les podrá aplicar una medida cautelar de internamiento por un tiempo máximo de tres meses prorrogable durante otros tres.

La adolescente era compañera de instituto de Cristina, que recibió una llamada telefónica suya antes de salir de casa el martes por la mañana, la última vez que fue vista con vida. Cristina había permanecido castigada varios días por las últimas notas escolares, que no habían sido demasiado brillantes. El día de la desaparición, la niña había acudido al mercadillo de la localidad con su madre, donde presuntamente recibió la llamada de la otra menor para, según sospecha la Guardia Civil, pegarse en la zona donde apareció el cuerpo.

La joven será enterrada a la una de la tarde de mañana. Antes se le hará una misa en la iglesia de Seseña. Mañana será el segundo día de luto decretado por el Ayuntamiento por el fallecimiento de Cristina, que ha consternado a los vecinos de la localidad. Nunca sospecharon que las rencillas entre adolescentes acabarían de forma tan trágica.

Menores víctimas, menores verdugos

El caso de Sandra Palo

Los menores no sólo han sido víctimas en los últimos años. También han sido sanguinarios verdugos. El caso más espeluznante de los últimos años ha sido el de Sandra Palo, de 22 años y con una minusvalía psíquica, que fue violada, atropellada y quemada viva por tres menores, uno de ellos «El Rafita» -ya en libertad-, y un joven de 18 años, en Madrid.

Aún sin una sentencia

En marzo de 2008 apareció en la ría de Huelva el cadáver de la niña de cinco años Mari Luz Cortés, desaparecida tras abandonar su domicilio en Huelva para ir a un quiosco a comprar chucherías. El mismo año fue hallado el cadáver de «Maores», una joven de 14 años degollada presuntamente por dos compañeros en Ripollet.

Un caso sin resolver

El hallazgo del cadáver de Cristina Martín eleva a 15 el número de menores desaparecidos y hallados muertos en los últimos diez años en España. El año pasado se perdió el rastro en Sevilla de Marta del Castillo, cuyo cadáver se busca desde entonces. Su asesino, Miguel Carcaño, aseguró que la mató de un golpe con un cenicero.