Amigo Pablo, no es el huevo, es el fuero, que dicen los clásicos; lo que viene a ser lo mismo que aquello de que somos dueños de nuestros silencios pero esclavos de nuestras palabras o, como solemos decir el pueblo llano, y ambos lo somos en similar medida, no escupas hacia arriba que termina cayéndote encima.

No sé, Pablo, si tú y tu pareja estaréis pensando en esta clave, pero sí muchos en vuestro entorno y todos los que te tienen ganas. Son los gajes del oficio, amigo, que una cosa es predicar -predicador eres un rato- y otra dar trigo a los tantos que, como tú decías, tienen que comer de lo recogido en los contenedores de basura y, que aunque en verdad eso no lo hacen, sí que pasan muchos apuros para llegar a fin de mes, a fin de año y al día a día de su vida.

La demagogia, amigo, es un arma peligrosa porque mueve montañas como se dice de la fe, a la que ha sustituid en el credo de las masas. Queda fetén escribir en Twitter que alguien que compra una vivienda por seiscientos mil del ala no puede a la vez ser ministro de Economía. Queda bien porque dicho con el suficiente grado de afectación parece una verdad absoluta para los dispuestos a comprar cualquier mensaje igualitarista, que como viene a decir nuestro comúnmente admirado Antonio Escohotado, es el disfraz que históricamente mejor han sabido adoptar los totalitarismos de cualquier signo.

De Guindos, el aludido en aquel momento, podía permitirse aquella vivienda porque su salario era y venía siendo jugoso, lo cual no sirvió de escudo ante tus venablos. No diré que me has decepcionado al justificar tu compra argumentando que vuestros salarios os lo permiten. Suena el argumento a callejón sin salida, a gato encerrado, a boxeador que acaba de recibir un gancho inesperado que, al menos por unos instantes, amenaza con llevarlo al suelo. La decepción viene de que hasta el snob aristócrata, ministro portavoz del Gobierno, haya podido darte un "zasca" de dimensiones antológicas con estilo y humor, que es como más duelen las patadas en las espinillas.

En momentos así se aprecia la verdadera madera que conforma las personalidades, así que o te sacas de la manga un buen golpe de efecto o, como la esposa de Mao Tsé Tung, tendrás que hacer matar a los miles de gorriones cuyo canto impedirá tu reposo por muy parapetado que te encuentres tras los muros de tu casa.

Amigo Pablo, las cacerías que otras veces celebras, promueves y diriges son la misma que ahora te llega por la compra de una casa en la que asentar vuestro proyecto de familia y vida en común (te esperaba menos cursi). Personalmente te felicito por la compra, que puedas vivir en la casa de sus sueños y también porque has hecho una gran operación. Casa y parcela, por una vez, valen mucho más de lo que dicen que cuesta.

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