Víctimas de los abusos sexuales por parte de sacerdotes de la Iglesia católica celebraron la renuncia en masa ayer de los obispos chilenos, al final de una inédita reunión en el Vaticano con el papa Francisco. "No supieron proteger a los más débiles, los expusieron a abusos y luego impidieron justicia. Por eso, solo merecen irse", dijo en su cuenta de Twitter, José Andrés Murillo, uno de los acusadores del sacerdote Fernando Karadima, cuyo caso abrió una inédita revisión por parte del Vaticano de la actuación de todo el clero chileno frente a los abusos sexuales y su encubrimiento. Otro de los denunciantes de Karadima, Juan Carlos Cruz, afirmó que la decisión "cambia las cosas para siempre".