María, una vecina de Valencia, donó hace unas semanas su piso al Ayuntamiento para que lo destine a vivienda social. El nombre de la octogenaria es ficticio, pero la historia es verídica. María prefiere guardar el anonimato, porque, aunque no tiene descendencia, sí familiares, a los que sabe disgustará enterarse de que se han quedado sin una posible herencia. El apartamento en el que vive, en el barrio de Monteolivete, solo pasará a manos municipales cuando ella fallezca. Es lo pactado, y certificado notarialmente, así como que sus futuros receptores han de ser personas en riesgo de exclusión social, familias monoparentales o muy necesitadas.

La suya pasará a ser una vivienda de las denominadas de inserción socio-laboral. Fue una vecina de rellano la que hizo de intermediaria con el consistorio. En un mensaje por el canal 'Parla amb Joan Ribó' expresó el caso de una María impactada por las noticias diarias sobre tanta precariedad y su deseo de "aportar su granito de arena". "La verdad es que nos sorprendió tanto altruismo", apunta la concejala de Igualdad y Políticas Inclusivas, Isabel Lozano (Compromís).

La vivienda de María está en muy buen estado, aseguran desde la concejalía, y se aprestan a señalar que los trámites burocráticos están ya todos cerrados. "El notario se quedó solo con ella para certificar su capacidad y para evitar posibles abusos", comenta Lozano. Una vez superadas todas las comprobaciones, el piso quedó registrado a nombre del Ayuntamiento de Valencia con la claúsula de que ello solo ocurra con el fallecimiento de esta particular filántropa. El alcalde recibió a la intermediaria de la donación y envió después una carta de agradecimiento personal a María, que ha optado en toda esta historia por la discreción.

"Desde la concejalía de Inserción Sociolaboral estamos trabajando para incrementar el parque de vivienda social de la ciudad ante la enorme necesidad de vivienda, sobre todo para las familias en situación de vulnerabilidad que tienen muy complicado acceder al alquiler a precio de mercado", explica Lozano.

"Un caso como este, la donación de un bien patrimonial, con un componente de generosidad tan grande no ocurre todos los días, pero es cierto que cualquier persona de esta ciudad con un piso vacío y con sensibilidad social, puede contribuir a garantizar el derecho a la vivienda de muchas personas que se encuentran en una situación complicada y vulnerable, como son las familias monoparentales, las de mujeres víctimas de violencia de género con menores o las que tienen miembros con discapacidad o situación de dependencia", recuerda Lozano.

Se refiere Lozano a la posibilidad de que cualquier vecino pueda poner un piso en alquiler a través de la Oficina de Infovivienda Solidaria del consistorio. Algo que permite pactar unas condiciones satisfactorias para ambas partes, "con el plus de estar contribuyendo a la mejora de la realidad social de tu ciudad, al bienestar de quienes cuentas con menos oportunidades y con el respaldo e intermediación de la administración local", incide la edila.