Carlos Franganillo Hernández comenzó su carrera profesional en 2003 como becario en La Nueva España, del mismo grupo editorial de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Tras terminar sus estudios de Periodismo, ingresó en 2008 por oposición en TVE, donde actualmente y tras haber sido enviado especial en Oriente Próximo, Tailandia, Alemania y Grecia, y corresponsal en Moscú durante cuatro años, es corresponsal de en Washington DC.

-¿La corresponsalía es vocacional?

-Dentro del periodismo es una figura muy atractiva, pero para mí sí fue vocacional porque desde pequeño siempre me llamó la atención todo lo relacionado con la política internacional.

-Y ha llegado a Washington.

-Para mí es un privilegio enorme poder contar a la audiencia española lo que ocurre fuera de nuestro país, sea desde donde sea.

-¿Cómo recuerda su primer viaje como enviado especial?

-Fue ya hace nueve años, pero lo recuerdo con muchísimo cariño, sobre todo porque yo llevaba pocos meses en la redacción de Internacional y siempre agradeceré a José Antonio Guardiola, que era entonces mi jefe, que confiara en mí.

-Siguió la gira del ministro de Exteriores por Oriente Próximo, que entonces era Miguel Ángel Moratinos.

-Fueron solo siete u ocho días, pero muy intensos. Conocí cómo se trabajaba desde fuera, ese ritmo frenético de trabajo, la capacidad que hay que desarrollar para moverte en entornos que no conoces y tener que dar con las claves en muy poco tiempo. Aprendí muchísimo.

-¿Cómo se gestionan las emociones cuando se viven situaciones difíciles como corresponsal?

-Quizá fue en Ucrania en la cobertura de las protestas de Kiev, cuando cubrí los sucesos más intensos. Aunque yo no me especializo en situaciones bélicas, yo creo que en esos casos estás obsesionado con el reportaje, con el llegar a tiempo y tratar de transmitir de la forma más clara y representativa lo que estás viendo, y ya piensas después.

-Habla de frenetismo. ¿No facilitan las nuevas tecnologías?

-Sí, por supuesto. Pero aunque faciliten siempre hay que trabajar contra reloj porque puedes trabajar para dos telediarios, el canal 24 Horas... y el ritmo es muy intenso.

-Fue corresponsal en Rusia y ahora en Estados Unidos, dos potencias que llevan años enfrentadas, ¿cómo es su situación actual?

-Los supuestos contactos con Rusia son el gran tema de debate desde hace ya más de un año. Muchos medios de comunicación insisten en atacar a Trump por esa vía, aunque de momento esa colaboración directa no esté demostrada.

-Ahora ve ambos lados.

-Es muy interesante ver el proceso después de haber conocido los intereses rusos en intervenir en las opiniones de Occidente y, en este caso, de Estados Unidos.

-Vivió la victoria de Donald Trump como corresponsal en Washington, ¿lo esperaba?

-No, aunque sabía que era posible. Yo creía que ganaría Hillary Clinton, pero las encuestas estaban muy ajustadas y todo entraba dentro del margen de error.

-¿Cómo se palpaba el ambiente fuera de la capital?

-Si viajabas por el país, sobre todo por las zonas de costa o las áreas más cosmopolitas, era fácil ver que la gente estaba harta de la clase política tradicional y, por extensión, de Hillary Clinton.

-Algo que también está ocurriendo en otros países.

-Sí, también está ocurriendo en otros países de Occidente. Es una reacción a la forma de actuar de gran parte del aparato político, al menos, en Estados Unidos.

-¿Cómo es ser corresponsal en la ya famosa "era Trump"?

-Trump ha iniciado una guerra contra los medios de comunicación que ha significado un cambio de los códigos de relación entre el poder y los medios. Ya se verá el desenlace.

-En el caso de Corea del Norte, Trump un día dice una cosa, otro día otra...

-Es un personaje muy difícil de controlar e incluso pienso que sus asesores están sufriendo muchos disgustos por las declaraciones que hace sin consultar a su círculo más cercano.

-Eso desestabiliza el mensaje de la Casa Blanca.

-Sí. Y eso que creo que hay gente muy seria y profesional en la Administración de Trump. Al final, ellos tienen el doble de trabajo: fijar líneas de política exterior y reparar los daños de las declaraciones del presidente.

-¿No hay que dar importancia entonces a lo que dice Trump?

-La mayor parte de su mensaje es puro ruido. Es más interesante fijarse en la letra pequeña y en lo que el Gobierno declara a través de sus secretarios de departamento y funcionarios.

-¿Qué opina de los periodistas "freelance"?

-Es una figura que siempre ha existido, pero que cada vez es más habitual tanto en la cobertura internacional como en la nacional.

-¿Por qué?

-Es una clara imagen de la deriva de los medios de comunicación y de la profesión, que va en esa dirección. Cada vez es menos frecuente encontrarte corresponsales de grandes cadenas o cadenas medias.

-Hace poco murió - mataron - a Christopher Allen, un "freelance" de 25 años que cubría la guerra de Sudán del Sur.

-Yo me quito el sombrero ante estos "freelance" porque he conocido a algunos que son verdaderos profesionales; trabajan en peores condiciones que los que trabajamos para grandes cadenas y, además, casi siempre están muy mal pagados.

-¿Cómo considera que está el panorama de la información internacional en España?

-Yo creo que hay grandes periodistas, tanto compañeros como "freelance". Más que fijarme en medios, trato de fijarme en personas, en los periodistas a los que he ido siguiendo y a los que sé que hacen una gran labor.

-¿Y el periodismo en general?

-Creo que cada vez más se tiende a la anécdota y al ruido y menos al fondo. Sobre todo, quizá, en el ámbito digital, pero también en todos.

-¿Motivo?

-Supongo que es un síntoma de la debilidad económica de los medios de comunicación porque puede que signifique más beneficios y un modelo de negocio más viable. Esto no afecta solo a la información internacional y nacional; a los deportes, también.

-¿Lo vive en su día a día?

-Aquí pasa con Trump. Es una figura que impacta y desconcierta ya de por sí y los medios ponen acento en esa anécdota, en ese ruido que parece tener gancho.

-¿Cómo influyen las redes sociales en el periodismo?

-Para mí Twitter es una herramienta de trabajo muy útil que llevo usando varios años. Gracias a ella he obtenido información muy interesante de expertos o personas que son fuentes fiables.

-¿Dificulta la veracidad de la información?

-Creo que hay que saber usarlas y, si se hace bien, es una herramienta a la que se le puede sacar mucho jugo. Las noticias falsas siempre han existido, solo que ahora se propagan mucho más rápido y es más difícil saber qué es cierto y qué no.

-Ahora Washington, ¿y luego?

-No me gusta pensar qué viene después. Prefiero disfrutar del momento y el sitio donde estoy.