Si Matt Damon fue capaz de cultivar patatas en Marte en la película "The Martian" fue gracias a los estudios de Gary Stutte, un investigador de la NASA considerado uno de los mayores referentes de la denominada agricultura espacial.

Lo que consiguió el personaje de Damon, a quien Stutte nunca llegó a conocer y no fue por falta de ganas, "es difícil pero no imposible", y "demuestra lo importante que van a ser las plantas cuando colonicemos otros planetas, ya que nos proveen de oxígeno, eliminan el dióxido de carbono y crean agua y alimento".

"Las plantas nos van a permitir sobrevivir como especie", aseguró el investigador, que esta semana viajó a Panamá para participar en un congreso sobre agricultura en ambiente controlado.

Se trata de una técnica agrícola desarrollada en recintos cerrados que permite maximizar la producción y en la que el agricultor controla elementos como la luz, la temperatura, la humedad o el dióxido de carbono.

Además de supervisar cada una de las condiciones medioambientales y de "amarrar bien las semillas y el agua para que no floten", el científico de la NASA confesó que el secreto para cultivar en el espacio es usar luces LED para indicarle a las plantas hacia donde tienen que crecer.

"Las plantas, cuando no hay gravedad, no saben cual es la parte de arriba, no saben que hacia arriba crece el tallo y hacia abajo las raíces", explicó.

Precisamente el uso de luces LED es una de las aportaciones de la NASA a la agricultura en ambiente controlado, un método agrícola que cada vez es más popular en el mundo, especialmente en Japón, donde ya representa el 1 % de la producción total.

"Si podemos cultivar en el espacio, podremos hacerlo en el Polo Norte o en el desierto. La agricultura de ambiente controlado es una solución al calentamiento global, a las plagas y al exceso de urbanización", dijo Stutte, que es biólogo por la Universidad de Oklahoma y doctor en Fisiología de las Plantas por la Universidad de California.

La primera verdura que se cultivó en un vuelo espacial fue el rábano, aunque el investigador de la NASA se estrenó con el trigo y dirigió en 2002 la operación PESTO, que hace quince años fue un verdadero hito científico. A día hoy, los astronautas son capaces de cultivar cualquier tipo de vegetal, siempre que sean plantas relativamente pequeñas, de las que se coma casi todo para no generar demasiados desperdicios, indicó.