La Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología de Arabia Saudí (KAUST) está llevando a cabo un estudio para investigar las consecuencias que sobre el ecosistema puede tener el dióxido de carbono (CO2) que se disuelve en los océanos y ha determinado que los peces podrían adaptarse a los altos niveles existentes en este entorno.

El CO2 disuelto en la superficie marina, como detalla el estudio, aumenta la acidez del agua y provoca "impactos" sobre los ecosistemas marinos frágiles, como los arrecifes de coral. Así, los científicos han observado que, bajo condiciones de CO2 más altas, los peces jóvenes pierden la capacidad de responder a las señales de otros peces, dejándolos vulnerables a la depredación.

Estos cambios, son perjudiciales para la población de peces por lo que los investigadores están estudiando la forma de adaptarse siguiendo los cambios en el genoma en las generaciones posteriores, que proporciona información detallada sobre cómo se producen tales adaptaciones.

Por ello, los compañeros de trabajo de la División de Ingeniería Biológica y Ciencias Ambientales de la Universidad, Timoteo Ravasi y Celia Schunter, han analizado los datos genéticos de los padres y peces jóvenes para ver cómo reaccionan a la acidez del océano.

Así, Ravasi ha explicado que al combinar los datos del genoma con información acerca de ARN y proteínas de expresión, han descubierto las respuestas "moleculares transgeneracionales" de los cerebros de los peces.

Para llevar a cabo el estudio, después de la crianza de peces de tipo salvaje en cautividad, el equipo separó peces adultos en dos grupos; los que eran naturalmente tolerantes a la alta concentración de CO2, y los que eran sensibles a ella. Asimismo, sus descendientes fueron criados en las mismas condiciones de CO2 como sus padres.

Gracias al estudio, los investigadores encontraron muchas diferencias moleculares entre la descendencia, incluidas las modificaciones de los genes y la expresión de proteínas. Así, las diferencias principales eran cambios en los genes del ritmo circaniano en la descendencia, un hallazgo que Ravasi no había previsto.

"En todos los arrecifes de coral, los niveles de CO2 fluctúan de forma natural entre el día y la noche debido a la fotosíntesis del coral", ha explicado Ravasi. "Los peces de arrecife ajustan sus cuerpos para compensar los niveles elevados de CO2 durante la noche, y esto es controlado por el ritmo circadiano".