Se repite la historia. Tras la restauración que sufrió hace cuatro años el Ecce Homo en Zaragoza, el pueblo salmantino de Peñaranda de Bracamonte también tiene su propio vecino restaurador. La 'víctima' de la vecina es el patrón del pueblo, San Miguel Arcángel, una talla del siglo XVII que se encuentra en la ermita del Humilladero.

De nuevo se ha desatado la polémica entre restauradores y conservadores que califican el hecho como "un auténtico atentado contra el patrimonio" y que reclaman medidas para acabar con el intrusismo en su profesión.