El cartel de la campaña decora el gimnasio en el que Marta sigue trabajando. Su brazo izquierdo de momento se resiste a obedecer a su cerebro. Hace tres años que sufrió un ictus, tenía entonces 43. Con buen humor y positividad sigue progresando. Nada que ver con la Marta que pensaba que tras el ictus nunca volvería a caminar. Buscarse un objetivo por el que salir adelante, nos dice, ayuda. La atención médica rápida ante un ictus es clave para evitar daños irreparables.