A Juan José Ortega Román le apasionaban los idiomas y la literatura desde muy niño, así que decidió dejar su Ibiza natal e irse a Madrid a estudiar Filología en cuanto terminó sus estudios en el instituto. Siguió su vocación y desde hace años es profesor de Lengua y Literatura en la Universidad Complutense de Madrid. Habla sueco, inglés, francés, italiano, portugués, rumano, bastante alemán y hasta un poco de turco. Fue precisamente estudiando sueco cuando conoció al profesor Martin Lexell, que le ofreció traducir a cuatro manos "una trilogía de un autor sueco desconocido que había fallecido". No tenían ni idea de lo que se les venía encima.

-¿Cómo llegó a profesor universitario?

-Estuve dos años de profesor de Español en Rumanía, cuando apenas sonaba en España a no ser por Drácula y Transilvania [ríe] y al volver salió una plaza de Lengua Rumana que era mi especialidad. Allí sigo. Ahora me ocupo de la parte de Filología Rumana y también tengo una asignatura de Literatura Universal de los siglos XIX y XX, que me apasiona.

-¿Le gusta ser profesor?

-Sí, desde que tenía 16 o 17 años tenía claro que me iba a dedicar a la docencia. Mi sueño era dar clase en el instituto, pero las circunstancias me fueron llevando hacia la Universidad. Mi vida es un cúmulo de casualidades.

-Y habla un montón de idiomas.

-Me gustan mucho los idiomas. Desde pequeño, con 7 u 8 años, me recuerdo con interés por el inglés y por el francés, que estudié en la Alianza Francesa de Ibiza. Conforme fui haciendo Filología me fui apuntando a diferentes cursos de italiano, portugués... Me dio un arrebato y pedí una beca de turco para estudiarlo tres meses en Estambul. Lo del rumano fue a raíz de mi trabajo en Rumanía y me especialicé... Y el sueco era mi asignatura pendiente.

-¿Cómo conoce a Martin Lexell?

-Era mi profesor de sueco y nos hicimos amigos como colegas y profesores... Un día me dijo que le había llegado un encargo de una trilogía "de un señor que ha muerto", "que nadie sabía quién era", para proponerme traducirla con él. Me parecía interesante. Yo no había hecho traducción profesional, comercial. Sólo de material para mi tesis...

-¡Y era la trilogía "Millennium"!

-Así es, nos encargaron los tres libros para traducir en tres años. Pensamos que era factible, que a libro por año lo podíamos hacer porque él tiene sus clases y yo tengo las mías... La primera la hicimos en ocho o nueve meses. Salió en julio de 2008. A raíz del éxito, un mes después, en julio, nos llama la editorial y nos dice que quiere sacar el siguiente en Navidades y que quiere el texto traducido para octubre.

-Y además son libros de muchas páginas.

-Con el agravante de que el segundo y el tercero son todavía más largos que el primero.

-Creo que esta vez, para "Lo que no te mata te hace más fuerte", no han podido trabajar con ordenadores conectados a Internet para evitar robos y piratería on-line.

-Había mucha preocupación por evitar que alguien piratease el texto o se metiese en los ordenadores de Destino o de Planeta. Nos llegó el manuscrito en papel y la entrega fue de novela de espías: "ya tenemos el paquete", "cuándo podéis pasar a buscarlo"... Nadie usaba la palabra libro. Se lo enviaron a Martin. Él me llamó y me dijo "ya lo tengo, te espero tal día a tal hora".

-Pero un traductor utiliza el ordenador constantemente para consultar diccionarios on-line, expresiones...

-Sí, para cualquier consulta, incluso de ámbito jurídico o económico que aparecía en los textos... Pero para eso teníamos otro ordenador en casa donde hacíamos las búsquedas. El texto estaba en nuestro portátil sin conexión a Internet. Y lo íbamos mandando en archivos encriptados con otro nombre... [Ríe] Que se llamaba "La gorda".

-¿ "La gorda"?

-Sí, fue una ocurrencia mía. Como el título es "Lo que no te mata te hace más fuerte" yo pensé en "Lo que no mata, engorda" y de ahí lo de "La gorda". Bajo ese título nos enviábamos archivos encriptados. El archivo final lo mandamos a la editorial a través de un enlace de descarga encriptado con una clave, fue muy emocionante. Y las conversaciones por teléfono que teníamos Martin y yo eran también un poco en clave. Los primeros días fueron de psicosis. Hasta escondía el ordenador. Nunca se sabe. Te lo pueden robar simplemente porque entren en tu casa.

-Ahora es otro escritor el que sigue la saga.

-Creo que el lector va a decidir si le interesa o no. Si se queda con el universo Larsson o si pesa más el interés del lector por un personaje, en este caso Lisbeth Salander, que ha sido un bombazo en la literatura de los últimos años. Yo pienso que lo importante es que sea de calidad.

-¿Qué opina del trabajo David Lagercrantz? ¿Tiene estilo propio o imita a Stieg Larsson?

-Tiene un estilo propio muy peculiar y eso fue un caballo de batalla al principio porque usa mucho la conjunción "y", polisíndeton, en términos técnicos. Es una manera propia de narrar y lo interesante es que va tejiendo espacios y tiempos, vuelve atrás, va adelante, cruza los argumentos y va explicando la historia desde diferentes puntos de vista.