Este peligroso tiburón blanco se ha quedado varado en una playa de Massachusetts, en Estados Unidos, intentando atrapar gaviotas. El ahora inofensivo escualo está a punto de morir asfixiado. Pero los turistas se prestan a salvarlo, remojan su cuerpo, amarran un cabo a su cola y con la ayuda de una lancha lo devuelven a su hábitat natural.