Obama ya los ha visto funcionar y Halle Berry, en "Extant", también ha interactuado con Dash & Dot, dos robots que se adentran en la educación para que los niños aprendan robótica y lenguaje de programación y que han conseguido que España se convierta en uno de los países europeos pioneros en implantarlos en las escuelas.

Desde los cinco años, los niños interactúan con ellos y aprenden a programar unos juguetes que pueden tocar el xilófono, salir de un laberinto o "cualquier cosa que salga de la imaginación de un niño", señaló a "Efe" Javier Ildefonso.

Este emprendedor radicado en Ávila, ingeniero informático, es el "culpable" de la introducción de estos robots en España, Portugal e Italia, ámbitos de actuación de Ildesoft, empresa nacida oficialmente en enero, a través de la Ventanilla Única Empresarial de la Cámara de Comercio abulense.

Con ella, distribuye, como único "partner", estos juguetes que ya se están implantando en numerosos colegios.

Hace dos años que Javier Ildefonso comenzó su aventura con la empresa estadounidense Wonder Workshop, creadora de Dash & Dot, que ayudan a desarrollar el cerebro de los niños mediante la robótica y el lenguaje de programación, con el objetivo también de fomentar mentes "no de usuarios sino de creadores de tecnología".

"El lenguaje del futuro es el de la programación y cuanto antes empiecen los niños a aprenderlo mejor y si es de una manera pedagógica mejor aún", ha indicado.

Desde el punto de vista educativo, la programación ayuda a dividir un problema grande en "múltiples pequeños", de modo que el robot enseña a los niños a ir resolviendo, paso a paso, problemas que se van encontrando y, así, enfrentarse a cualquier trabajo o faceta de la vida. "No tienes que ser ingeniero para programar", determinó el defensor de este sistema que ya está entrando en las escuelas, hasta el punto de que "se nota en la comunidad autónoma donde tienen la programación como asignatura el desarrollo de la mente de los más pequeños".

Desde septiembre, la programación será obligatoria en Madrid, pero en Asturias o Navarra lleva algunos años y sus resultados son "espectaculares"; de hecho, hace unas semanas, en Madrid, con 200 niños, se comprobó que tenían un "buen" nivel de robótica, mientras que en Gijón, con más de 2.000 niños, "algunos de ocho años daban lecciones".

"Las posibilidades son infinitas", asegura Javier Ildefonso, que ahora se propone llevar estos pequeños robots redondos, azulados y con un gran ojo enmarcado de leds en un circulo naranja, que bostezan cuando no les haces caso, por ejemplo, a conducir un vehículo, gracias a los adaptadores de Lego, pero él también los utiliza para adiestrar a sus perros.

En el caso de los niños, este tipo de juguetes es "activo", porque, "lo divertido es jugar con otros niños y que entre ellos vean qué son capaces de hacer sus robots en función de cómo los vayan programando" con su tableta.