A Ree Drummond (Bartlesville, Oklahoma, 1969) le salió bien y por eso lo cuenta. A otras, la inmensa mayoría, ni se les ocurre. Más que nada porque casi nunca llega a buen puerto eso de dejarlo todo por un príncipe azul. Pero a ella le salió bien lo de encontrar al «hombre de tu vida» y sacrificarlo todo por él: amigos, carrera, trabajo?

No sólo ha triunfado sentimentalmente (lleva 18 años de feliz matrimonio con 4 hijos), sino que también materialmente: gana miles de dólares convertida en «The pioneer woman» (algo así como la mujer pionera o iniciática) en un programa del canal de cocina Food Network y con un famoso blog en Estados Unidos (más 4 millones de visitas mensuales) donde difunde recetas de cocina, trucos de ama de casa y secretos de la vida en el campo. Hasta ella misma educa a sus hijos en casa.

Además, por si eso fuera poco, su historia la ha contado en un libro («Cambio mis tacones por las ruedas de un tractor», Espasa, 2014) bestseller y líder en las listas de ventas de «The New York Times» y «The Wall Street Journal» cuando se publicó en 2011. Su éxito es un hecho en Estados Unidos. En España, quizás sea todo lo contrario. O no. En todo caso, está por ver, pues acaba de llegar a las librerías.

Ahí van algunas ideas. ¿Ganas de hacer de rabiar a una amiga feminista? Pues se le regala el libro de Ree Drummond, que a buen seguro hará que le salgan granos en la cara de indignación si es capaz de leer más allá del tercer capítulo. Un ejemplo: «Si mi vaquero se hubiera dedicado al destilado ilegal durante la Ley Seca, yo habría pasado de contrabando los barriles... Si él fuera droga, vendería mi pelo para conseguir un chute». Enamorada hasta los tuétanos, vaya.

El libro vale también para escandalizar a progres o sacar de sus casillas a aquellas que van por la vida envueltas en la bandera de la lucha por los derechos de la mujer: «Ese vaquero tenía mi corazón absolutamente en sus manos y por primera vez en mi vida, a pesar de mis creencias sobre el feminismo, la independencia y la autonomía emocional, sabía que estaría incompleta sin él». A buen seguro que todas ellas no dudarían un minuto en pedir la retirada del libro de Drummond de las librerías. Quizás ¿pura envidia? Puede ser...

Porque como se decía al principio, a esta mujer le salió bien su aventura. Y algo de envidia sí que da. Lo más normal es que le hubiera salido mal y acabase arrepentida como el 99% de las que osan dejarlo todo por un hombre que se carga de un plumazo todas las ideas y creencias que sustentan el plan de vida propio. Pero no es su caso. La suya es una bonita historia. Romántica. Una historia de novela, vaya, y también de película, pues Columbia Pictures la piensa llevar al cine (entre las posibles protagonistas se habla de la dulce Reese Whiterspoon). Encima, está bien contada, de forma muy divertida y engancha.

Un resumen. Ree, una joven de Oklahoma, era moderna, coqueta, guapa; con novio surfero en Los Ángeles, donde frecuentaba, mientras estudiaba, los bares de moda, las tiendas más fashion y los restaurantes más «in»; y era vegetariana, amante del sushi. Acabada la universidad, volvió a casa de su padres, al pequeño Bartlesville, mientras preparaba su mudanza a Chicago, la gran ciudad con la que siempre había soñado y donde planeaba explotar al máximo la vida urbana, de mujer moderna e independiente, a la última en música, arte, cocina, ropa...

Pero una noche, tomando una copa con unos amigos, se cruzó en su camino el «hombre Marlboro» (así lo llama ella), un ranchero de los de botas puntiagudas, vaqueros Wrangler, camisa de cuadros y sombrero de ala ancha. Y por el «hombre Marlboro» lo dejó todo: desde sus tacones, camisas de marca, el maquillaje y militancia vegetariana, hasta su independencia económica y sus planes para trabajar en Chicago. No se lo pensó dos veces. Todo lo más una, pero como ella misma concluyó: «Había encontrado al hombre que comprendía mis imperfecciones... y no trataba de pulirlas».

En cuanto el ranchero guapo, atento y sencillo se cruzó en su camino, Ree descubrió que no quería nada más que pasar toda su vida con él y que fuera él, el «hombre Marlboro», el que decidiese a qué hora quedar, qué cenar, qué hacer, qué película ver? Porque todo lo demás le daba (y le da) igual. Descubrió que era feliz así. Por tanto, ¿por qué complicarse y darle vueltas? Era una opción más y ella eligió. No deja de tener gracia que Ree Rummond no se corte en ser políticamente incorrecta: vender y promocionar contracorriente un modelo de mujer -ama de casa del Medio Oeste americano dedicada en cuerpo y alma al marido y los hijos- muy distinto al de «Sexo en Nueva York» que tanto ha triunfado. Así las cosas, su libro ya ha sido enmarcado en un nuevo género, el «Farm Lit»: comedia romántica en la que la protagonista huye de la estresante ciudad al campo, abandona los tacones y el pintalabios para ponerse las botas, el mono y limpiar establos. Es lo contrario al «Chic Lit» -ya en desuso, dicen los que entienden de esto- y cuyo ejemplo más genuino son las chicas del mencionado «Sexo en Nueva York» o Bridget Jones.

Por cierto, los hombres, abstenerse. No lo entenderían. Ni a Ree Drummond ni a las feministas.