Taylor Swift y Alicia Keys, dos de las divas de la música actual, se vieron las caras en Madrid durante la gala de entrega de los premios «40 Principales», donde el country y el soul hicieron de las suyas en una jornada con un marcado acento latino. Allí estaba Alejandro Sanz, que ha sido el primero de los invitados en recoger uno de los galardones gracias al videoclip de «No me compares», de manos de los actores María León y Fernando Tejero, tras la actuación de apertura a cargo del líder de los «feat» o, lo que es lo mismo, Pitbull.

Porque, quién mejor para empezar una ceremonia musical, amenizada por los locutores de la emisora de radio, que el artista cubanoestadounidense con el que todo el mundo quiere colaborar, con permiso del Dj David Guetta, también presente en la gala, que fue reconocido gracias a su álbum «Nothing but the beat 2.0».

«¡Nos vemos todos en Ibiza!», invitó el francés a los asistentes que abarrotaban anteanoche el Palacio de los Deportes de Madrid para ver las actuaciones de sus artistas preferidos, entre los que se encontraban, «La Oreja de Van Gogh», la boyband española Auryn, Maldita Nerea y Pablo Alborán. También rostros conocidos de la televisión como los presentadores Sandra Barneda y Christian Gálvez, el futbolista Sergio Ramos, el torero José María Manzanares, el piloto Pol Espargaró, la extravagante y divertida «Terremoto de Alcorcón», y la periodista Ana Pastor, fueron algunos de los encargados de ejercer de maestros de ceremonias.

La ausente Shakira no pudo recoger su premio como mejor artista internacional en lengua española a causa de su maternidad.

Pero si hubo dos actuaciones que quedarán para la retina han sido las de Taylor Swift y Alicia Keys, las dos artistas internacionales que con sus nuevos álbumes arropaban la ceremonia.

Alicia Keys, la neoyorquina que puso el grito soul en el cielo gracias a éxitos como «Fallin», afronta una nueva etapa de madurez con «Girl on fire», donde saca a la luz su lado más sentimental. «Ahora tengo una visión mucho más clara de lo que soy, de lo que quiero contar y de cómo me siento», explicó la cantante estadounidense durante su visita a España en una fecha muy especial para ella: su cumpleaños.

Desde que comenzó a tocar el piano a los 7 años y después de ser apadrinada por Clive Davis -el descubridor de Whitney Houston-, Keys ha vendido más de treinta millones de discos y ha ganado catorce «Grammy» y diecisiete «Billboard», lo que la convirtió en una de las artistas noveles más laureadas de la última década.

«Soy mucho más valiente, poderosa y fuerte. Espero que la gente reciba y sienta también así estos sentimientos», confiesa la artista estadounidense en plena promoción de su quinto álbum, «Girl on fire», una de cuyas canciones sonó en la ceremonia de investidura del presidente estadounidense Barack Obama. «Es muy importante para mí apoyarlo en este segundo mandato. Éste es el más importante porque con uno solo es muy difícil cumplir todas las promesas que todavía quedan por llegar», agrega la neoyorquina, muy involucrada durante toda la campaña de reelección del candidato demócrata.

En el horizonte más cercano su próxima meta será poner voz al himno nacional de los Estados Unidos en la ceremonia previa de la próxima Super Bowl de fútbol americano, un honor que la va a colocar a la altura de otras estrellas de la talla de Billy Joel, Diana Ross, Mariah Carey y la propia Whitney Houston. Una cita que no le produce nervios «pero sí mucha emoción».

Además, Keys ha traído consigo «Brand new me», el segundo single de su nuevo álbum, una balada que la neoyorkina ha compuesto junto a la sensación británica Emeli Sandé, después de agradecer la acogida que le ha dado España, gracias entre otras cosas, al premio que los 40 principales.

Su compañero en «Looking for paradise», Alejandro Sanz, fue el encargado de otorgarle tal honor, antes de cantar a dúo el tema con el que el cantante español presentó «Paraíso Express», su anterior trabajo, mientras ella paseaba elegancia, de riguroso negro, a unos centímetros sobre el suelo.

Por su parte, la revolución country que fusionó el pop, léase la dorada Taylor Swift, que se engalanaba de blanco, para después actuar ataviada con un rojo brillante, cantó, si, de nuevo, su «We are never ever getting back together».

Mención aparte merece Alejandro Sanz, reconocido como mejor artista español del siglo XXI, y al que Ana Pastor situó por «encima de la prima de riesgo».

Él, agradecido por el galardón, dedicó su premio a sus hijos y a su madre, fallecida recientemente, para cantar su «No me compares», título que da nombre a su último álbum, y el que es su tercer single «Mi marciana», con un trío compuesto por Leire Martínez, de la Oreja de Van Gogh (vencedores a la mejor gira), la extremeña Bebe y la cubana Chila Lynn, una de las revelaciones del 2012.

En una noche calificada por el locutor Tony Aguilar como «mágica», Pablo Alborán dio el do de pecho entonando lo mejor de su música.