Han pasado 30 años y la prevención sigue siendo el caballo de batalla del virus del SIDA. Una enfermedad que en la década de los 80 era letal y que en un primer momento fue clasificada como un tipo raro de neumonía y de cáncer. Hasta nuestros días, el SIDA ha acabado con la vida de más de 30 millones de personas.

Asociado a homosexuales y drogadictos, pronto cayó ese mito, evidenciando que el virus de la inmunodeficiencia humana no entiende de géneros ni condiciones. Actualmente 2.500 jóvenes en todo el mundo siguen contrayendo la enfermedad a diario.

Los esfuerzos de la comunidad científica han logrado que lo que ayer era una sentencia de muerte, hoy es para muchos una enfermedad crónica con la que se puede aprender a convivir. Incluso con la que se puede seguir amando. Pero los expertos creen que el descubrimiento de los antirretrovirales también ha relajado los hábitos de prevención. Y del tabú se ha pasado a la indolencia.

En dar respuesta al VIH cada año se invierten miles de millones de dólares. Para combatir la enfermedad en el año 2015, ONUSIDA señala que se necesitarán al menos 22.000 millones de dólares, ayudando a impedir 12 millones de infecciones nuevas y 7,4 millones de muertes más en la próxima década. La información y la aceptación también son poderosas herramientas.