El mundo rural coronaba ayer la Semana Santa con la tradicional procesión del Encuentro en un día de luz, alegría y fiesta, que en cada pueblo tiene su singularidad.

En Fuentesaúco se celebró la procesión del Encuentro y como novedad este año un grupo de cofrades acompañó a la figura del Salvador desde la Iglesia de Santa María a la Plaza Mayor, mientras que el segundo grupo acompañaba a la imagen de la Virgen de la Alegría desde la Iglesia de San Juan. Iban los nazarenos que, acompañados por sus cirineos portaban las cruces por última vez. Hasta en la procesión del Encuentro los nazarenos mantienen su actitud penitencial y tras el acto solemne es cuando por fin se destapan sus caras en la tradición saucana. A la procesión de ayer también acudió una representación del resto de las cofradías.

El Encuentro tuvo lugar en la Plaza Mayor de Fuentesaúco, donde al son de una esquila los nazarenos se postran hasta tres veces en el momento del encuentro, cuando se produce el cambio del manto de luto de la virgen por uno blanco y ya, con música más alegre, la comitiva se dirige a San Juan para celebrar la misa. Los porteadores de las imágenes según la tradición son cuatro mozos casaderos, escogidos entre los quintos, que portan al Resucitado, y cuatro recién casados, que portan la imagen de la Virgen.

En Puebla de Sanabria se celebra la tradicional "Pinchatajadas". La procesión de Cristo Resucitado recorrió a la carrera los barrios de la villa, acompañada de niños y mozos bajo la guía de algún cofrade veterano. Poco después de las once de la mañana, un pequeño grupo de chavales se hacían cargo de sacar al "Pinchatajadas" para anunciar la Resurrección de Cristo desde el barrio de Santa Ana, la Veracruz, Candanedo y el Arrabal, para proseguir por San Francisco y el barrio de Triana antes de enfilar la recta final por la Costanilla arriba hasta llegar al templo de Nuestra Señora del Azogue en la Plaza Mayor.

El saludo más afectuoso es el que se repite desde hace un cuarto de siglo, cuando el panadero del Arrabal saluda a la procesión con un "¡Pinchatajadas. Cuánto tiempo sin verte!", ya que durante muchos años esta procesión estuvo suspendida. La tripa de chorizo y la rosca de pan acompañan desde ese momento a la procesión en su carrera por las calles céntricas. Vecinos y establecimientos agasajan a la comitiva en su recorrido y en las paradas habituales para reponer fuerzas. Su recuperación fue bien recibida por los habitantes de la villa, aunque ayer se echaba en falta más acompañamiento a la procesión de los mozos.

En municipios como Villaralbo, Alcañices o Villalpando la solemnidad y devoción volvieron a vivirse durante el Domingo de Resurrección, con la procesión por las calles.

En Venialbo el domingo de Resurrección estuvo igualmente presidido por la procesión del Encuentro y el regreso del Cristo a la ermita. Una vez finalizada, gentes de toda la comarca se reunieron en el Monte Coto con familias, peñas o amigos de los distintos pueblos participado en una jornada de convivencia con comida y merienda.