La Cofradía de la Santa Vera Cruz se vio obligada a suprimir la primera parte del itinerario, el recorrido inicial hasta el Mercado de Abastos y tirar recto rúa adelante hasta la Catedral ante la amenaza de lluvia que daban los servicios meteorológicos, y que de hecho, apareció al final del desfile, cerca ya de las nueve de la noche, cuando aún quedaban cuatro pasos por entrar en el Museo.

Se tuvieron que dar prisa los hermanos para realizar un recorrido que respetó lo fundamental de la carrera, incluida la estación en la Catedral, en un año repleto de efemérides y detalles que celebrar, y también de inconvientes que sortear. La salida ya se había adelantado media hora por el cambio de recorrido conocido días antes debido al peligro que representa un edificio de la Rúa de los Notarios. Y hasta media hora antes de la salida, las 16.15 horas, la directiva no tomó el acuerdo, basado en los datos de los consultores meteorológicos: cercenar el recorrido hasta el Mercado de Abastos para enfilar recto desde la Plaza Mayor a la Catedral.

Sonó "La Cruz" marcada por todas las bandas a medida que los pasos salían del Museo y se iban sucediendo las pequeñas historias que nacen de la hermandad más antigua. La Santa Cruz, arropada por la Banda de Tordesillas, cumplía cien años, El Lavatorio de pies seguía el ritmo que marcaba la Banda de Zamora, le seguía a ruedas, la Santa Cena y a ésta la Oración del Huerto, con Nacor Blanco a su lado.

El Prendimiento, que este año conmemoraba su 120 aniversario y las dos décadas de la salida a hombros, llevaba "su" banda, la de la Asociación Musical Villa de Olmedo, mientras que La Flagelación salía con la de Toro, que lucía crespón negro por el insigne director López Cobos. Los hermanos de la Coronación de Espinas aprovecharon la ocasión para rendir homenaje al autor de su grupo escultórico, Higinio Vázquez, que recibía emocionado una placa de recuerdo, como le había pasado poco antes con los responsables de su otro paso en la hermandad, el del Lavatorio de pies. Tras la foto de familia con los hermanos, los cargadores volvieron al paso para moverse con los Sones del Órbigo de la banda leonesa de Veguellina. Así fueron saliendo el Ecce Homo con la banda madrileña de Pozuelo, La Sentencia a ruedas, el Jesús Nazareno al que escoltaba excepcionalmente la Guardia Civil (Barandales de Honor) y que salía con el himno nacional de la banda de Villamayor. Una formación dirigida por el zamorano Pedro Hernández Garriga, compositor autor de la marcha de Jesús Nazareno de la Vera Cruz y de otra composición para Nuestra Madre, entre otros méritos musicales a los que hay que añadir la circunstancia de su mayordomía en la cofradía de caperuz morado. La Virgen Dolorosa, con la Banda salmantina Tomás Bretón, cerraba el desfile, que abría la Banda de Cornetas y Tambores Ciudad de Zamora y que estrenaba pendón morado para sustituir al anterior, muy deteriorado.