Las procesiones de Semana Santa están a la vuelta de la esquina y un auténtico ejército de voluntarios se pone en marcha con el fin de sacar adelante un trabajo que no se ve pero que resulta imprescindible para que los desfiles salgan a la calle. Hay que llevar las mesas desde la Panera de la Junta Pro Semana Santa al Museo con el fin de colocar las faldillas, las almohadillas en los banzos donde reposan los hombros de los cargadores, montar los grupos escultóricos sobre las andas y ocuparse de los detalles de las figuras más delicadas, como pueden ser las vírgenes vestideras. Es lo más habitual, aunque también hay traslados de mesas a otros lugares, como el que realiza la Hermandad de Luz y Vida a la Catedral, por ejemplo. Los responsables de los pasos se encargan de poner a punto los grupos escultóricos y movilizar a los cargadores para cada tarea específica. Este pasado fin de semana ha sido uno de los de más actividad, debido a la cercanía de las fecha de la Pasión.

El conocimiento que dan los años de experiencia hacen que la labor se haga de forma rápida y con pocos errores, aunque siempre hay algún pequeño inconveniente al que hay que poner remedio, echando mano de la pericia y la imaginación.

En los últimos años, además, los traslados de mesas requieren cierta infraestructura como la presencia de la Policía Local para evitar incidentes de tráfico y se han convertido en un atractivo más de los momentos previos a la Semana Santa, que atraen a muchas personas en calidad de simples espectadores, normalmente familiares o allegados de los que intervienen en la operación.