Bercianos de Aliste, el bonito y acogedor pueblo situado a la vera del río Aliste, cumple un año más con la ancestral tradición de rememorar la pasión y muerte de Cristo en una Semana Santa única, austera y religiosa, sobrecogedora, con un realismo que hiela la sangre en las venas, allí junto a la cruz de Cristo crucificado, donde sus lágrimas son reales como la vida misma y sus rostros, los de los hombres y mujeres, niños, jóvenes y mayores, reflejan la fe en su Dios, en su madre María y en ellos mismos, compartiendo el pesar y la tristeza del último viaje, el de Jesús de Nazareth, como uno más del histórico pueblo.

Creencias y vivencias surgidas del alma y guardadas como oro en paño en el fondo del corazón desde la niñez a la ancianidad, que año tras año, siglo tras siglo, generación tras generación, han cultivado la devoción y la tradición para que, cada primavera, cuando florecen las urces de apasionados morados y reverdecen los robles, renazca "la Pasión de un pueblo", Bercianos, gracias a sus gentes patrimonio material e inmaterial de Aliste y los alistanos, de Zamora y los zamoranos y, por qué no, de la humanidad. Oficialmente Bien de Interés Cultural y Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León.

El Sábado de Dolores Pedro García González pronunciaba el pregón aseverando -razón no le falta- que "la cofradía del Santo Entierro de Bercianos de Aliste, como los monasterios bizantinos se ha convertido en ámbito de fe y cultura del Cristianismo y un bien cultural para la humanidad".

Es tal la fe y la devoción de la Pasión de Bercianos que parece que fue ayer, sin embargo han pasado ya 481 años desde que el cardenal Francisco de Quiñones conseguía en Roma la bula papal de Paulo III para la Vera Cruz de Bercianos, allá por 1536, penitencias e indulgencias para una hermandad de hombres y mujeres, religiosos y laicos.

Fernando González Rodríguez, como presidente de la Hermandad Penitencial del Santo Entierro, valora como algo "vital e imprescindible" el recambio intergeneracional para que la Semana Santa perviva manteniendo su esencia religiosa y solidara como lo ha hecho durante cinco siglos: "Nacer en Bercianos supone vivir la Pasión de Cristo como algo de tu familia, tuyo, desde niño y cuando vas creciendo afianzas, las creencias y la devoción para ya de adulto ser parte de ella, los hombres con las capas pardas alistanas de honras y respeto y la mortajas de blanco lino, las mujeres con sus mantos negros y negros pañuelos, pero ante todo con la fe. Los padres y madres pasamos la tradición a los hijos, los abuelos y abuelas a los nietos, porque queremos que nuestra Semana Santa mantenga todos sus valores".

La Cofradía del Santo Entierro de Bercianos cuenta con alrededor de 170 cofrades. Es su presidente Fernando González Rodríguez, vicepresidente Rubén Pérez Pérez, tesorero Juan Lorenzo Blanco y secretaria Dominga Martín García. Como vocales están Justo Pérez Fernández, Pedro del Río García y Marciano Pérez Blanco. Completan el órgano directivo Jesús Río Pérez (Juez), Manuel Martín Fernández (Mayordomo de la iglesia) y Fernando Lorenzo Martín (encargado de la parroquia de San Mamés y capellán de la cofradía).