Cintura ceñida, sandalias en los pies, un bastón en la mano y a prisa, que es el Paso del Señor. La cena de Pascua pone fin al Día del Amor fraterno. Qué apropiado título para esta jornada festiva en la que tantos zamoranos regresan a casa la noche en la que la ciudad clama Misericordia y lleva a enterrar a Cristo en parihuelas. Cuántas emociones desbordadas bajo los caperuces y a pie de acera. Abrazos entre hermanos cofrades: ¡Salud para otro año! Y ese calor de hogar que tanto se añora cuando se está lejos. Devotos de la nostalgia, cuánto anhelo de pasear la mirada por los mismos paisajes que nos vieron crecer desde niños. Culmina la Semana Santa y ya en muchos corazones de madre se teme la despedida cuando apenas se ha empezado a celebrar el reencuentro.