La apertura de la lista de espera en la Cofradía de Jesús Nazareno ha venido muy bien a la procesión de este año, porque las filas más pobladas (cuatro mil hermanos salieron este año, según la hermandad) vienen muy bien a este desfile con multitud de pasos, bandas y elementos. Se estrenaba la directiva que preside José Calvo y tuvo algunos problemas organizativos que ciertamente no deslucieron la procesión, que se desarrolló con buen orden y concierto: un parón excesivo en el arranque por Santa Clara hasta que se organizaron pasos y cofrades y la presencia de coches en Príncipe de Asturias, en el tramo que variaba respecto al año anterior, cuando el regreso se hacía por La Marina.

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Semana Santa en Zamora: Jesús Nazareno

"En una madrugada como la nuestra hace más de dos mil años, aquel Nazareno de Palestina debatía su vida entre ser fiel a la verdad y sentirse liberado interiormente ante las opresiones de los Caifás, Pilatos, Sanedrín, incluso los mismos discípulos. Qué ejemplo para nuestro mundo salpicado por libertades condicionadas, efímeras, utilitaristas, descomprometidas, vacías de esperanza, esfuerzo, sentido de la responsabilidad, teñidas de egoísmo, prepotencia, planteamientos rastreros, ideales del momento, influencias del ambiente". Las palabras del capellán, José Francisco Matías Sampedro, en San Juan, minutos antes de las cinco de la madrugada daban paso a los acordes de Thalberg interpretados por la Banda de Zamora y el "baile" del "Cinco de copas" que supone el arranque simbólico de la procesión de la Mañana. Fuera, el mar de cruces había ya cantado el Thalberg por su cuenta, a capela, mientras los primeros redobles de la Banda de Cornetas y Tambores eran acogidos con gritos de júbilo por los congregantes, muchos de ellos con brillantes túnicas de tela nueva. La procesión realizó su recorrido habitual, con el parón mencionado en Santa Clara y llegó hasta las Tres Cruces, momento en que aprovecharon los cargadores para homenajear a su Banda, Barandales de Honor este año, y que se convierte en polo de atracción incluso en las maniobras para dejar colocados los grupos en la disposición correcta para cuando se retomara el desfile, tras el oportuno descanso y la degustación de las sopas de ajo, chocolate con churros y viandas de todo tipo. La Soledad avanza desde el fondo de las Tres Cruces seguida por la multitud que aplaude con fervor cada reverencia de saludo del resto de los pasos. La procesión enfiló, ya con la luz de la mañana el recorrido de regreso, en el que se apreciaba más notablemente la presencia de niños de corta edad, todos con sus medallones. Se pasó sin problema incluso por Príncipe de Asturias con coches aparcados. El recuperado final por Ramos Carrión permitió también lograr que los pasos llegaran arropados por los hermanos de fila. Y la llegada al Museo, como siempre, apoteósica, repleta de familiares de los cargadores que aplauden y vitorean a rabiar.