"Zamora tiene que convertirse en capital de la Semana Santa de Castilla y León. No por capricho, sino por derecho propio. Para ello es necesario invertir cuantos recursos económicos y materiales sean necesarios. Es urgente apostar por planes coherentes que rescaten a esta ciudad y sus gentes del ostracismo al que nos vemos abocados". Son palabras de Julián Calvo, hermano de paso de Jesús en su Tercera Caída, exdirectivo y encargado de pronunciar el pregón de los actos del 75 aniversario de la hermandad de los excombatientes ayer en el Teatro Principal. La Semana Santa, dijo "está clamando a gritos una revisión acorde con el siglo XXI". Tuvo, si, mucho de reivindicativo: "Compartamos nuestra Iglesia y nuestra Semana Santa con colectivos que incomprensiblemente han sufrido rechazo y persecuciones por su orientación sexual, por ejemplo".

Pero fue, sobre todo, una proclama de puesta en valor de la cofradía con origen en los excombatientes, con una estructura que imita la administración municipal de los regimientos medievales (hermano regidor, escribano, síndicos...) y con el general Franco como hermano regidor honorario. Y que sin embargo, con el paso del tiempo se convierte en "la hermandad más transgresora, la que rompe radicalmente con los patrones tradicionales" al decidir, por ejemplo "incorporar imágenes y grupos que rompen con la línea narrativa y estética" más atávicas.

Tras el pregón Angelita Rodríguez recibió el nombramiento de camarera de honor de la Virgen de la Amargura, mientras que la cofradía reconocía el apoyo de las autoridades con la entrega del distintivo con la cruz inclinada realizado por el 75 aniversario.