Los encargados de dejar a punto al Cristo del Vía Crucis y a la Virgen de la Esperanza dedicaron prácticamente toda la mañana de ayer a ultimar los detalles para que las dos imágenes devocionales luzcan en todo su esplendor en la procesión que esta tarde baja de la Catedral a Cabañales y San Frontis.

La Catedral era un ir y venir de hermanos que se encargaron de colocar ambas figuras es sus respectivas mesas para salir en procesión. El proceso es más fácil en el caso del Cristo del Vía Crucis. Primero se coloca la figura sobre la mesa, en la peana preparada al efecto, y se asegura con los tornillos para que aguante bien sujeto todo el camino. Se colocan faldillas y demás elementos sobre la mesa y se deja listo para salir, esta tarde, en procesión.

El proceso de vestir a la Virgen es más laborioso. La imagen se prepara en su capilla de la Catedral, donde habitualmente está con un manto, también verde y dorado en oro, pero más corto que el que después, deslumbra en la procesión. Mientras los encargados estudian hasta el más mínimo detalle para que todo esté a punto y en su caso reparar algún pequeño desperfecto, la camarera y su ayudante se empleaban a fondo en la tarea de vestir a la Virgen, una talla de vestir (solo tiene esculpidas rostro y manos), con un estructura de tirantes adosada para que el gran manto verde adquiera su característica forma en suave descenso hasta el final de la mesa. Bases de telas de diferentes tipos, tocas, manto, todo se coloca con mimo con cientos de imperdibles y alfileres para que aguante cualquier circunstancia que pueda darse durante el desfile. Para ello se le quita la corona, que luego se le vuelve a colocar, en una tarea metódica.

No solo son los encargados de la Cofradía del Vía Crucis. El trasiego estos días en la Catedral es intenso, con presencia de responsables de numerosas cofradías que preparan sus pasos para salir en procesión, como el Cristo de las Injurias, que lleva días ya listo para cuando le toque el turno, mañana mismo, si el tiempo no lo impide.