Aunque tradicionalmente el "dos y pingada" estaba compuesto por solo dos huevos y unas rodajas de jamón de cerdo a medio curar, los zamoranos pudieron presenciar ayer la evolución que ha experimentado uno de los platos más típicos de la Semana Santa de Zamora. Prácticamente todos los bares de la ciudad ofrecían a sus clientes el "dos y pingada", un almuerzo compuesto básicamente por carne y huevos que simboliza el fin de las jornadas de abstinencia propias de la Semana Santa y cuaresma. Los vecinos de todos los barrios pudieron degustar el plato en restaurantes como El Motín de la Trucha, Al Andalus, Alsiguiente o Restaurante Castilla.