La procesión de la Real Cofradía del Santo Entierro comenzó este año con una importante novedad. Por primera vez, el Sermón del Descendido se realizó delante de hermanos y público en general en la Plaza de Santa María la Nueva, un acto al que acudieron cientos de zamoranos. Siguiendo las indicaciones del capellán, dos hermanos de la cofradía quitaron el cartel de la cruz, la corona de Cristo y después los clavos para después presentar el cuerpo ante la Virgen de los Clavos, que el viernes esperaba fuera del Museo de Semana Santa antes incluso de que diera comienzo la procesión.

Por lo demás, la cofradía realizó su recorrido en una tarde muy apacible, marcada por las altas temperaturas y los cielos despejados. Zamoranos y turistas pudieron presenciar la docena de pasos que desfilan con la Real Cofradía en un recorrido de ida y vuelta -salvo el Cristo de las Injurias, que se queda en la seo- entre el Museo de Semana Santa y la Catedral, donde los cofrades, familiares y amigos celebraron la tradicional y merecida merienda para reponer fuerzas.

En el capítulo de anécdotas queda el visible cansancio del obispo Gregorio Martínez Sacristán a la llegada de la procesión a la plaza de la Catedral y el hecho de que, al llegar la cabeza de la procesión al museo, hubo que esperar unos minutos porque las puertas estaban cerradas.