¿Qué atractivo acompaña a la Pasión de Bercianos para que el año pasado hasta 230 fotógrafos se acreditaran oficialmente en la procesión del Santo Entierro?. ¿Qué misterio revela esta celebración a los profesionales para que sus imágenes hayan sido acreedoras del premio nacional de fotografía en la persona de primeros espadas como el fallecido Rafael Sanz Lobato o la reconocidísima Cristina García Rodero?. Sea la estética, la esencia, la autenticidad, la pureza... lo cierto es que la Semana Santa de Bercianos atrae objetivos de alto nivel y reporta a algunos profesionales prestigiosos premios.

Es el caso del vallisoletano Ramón Díez Mata que, con su último trabajo sobre la Semana Santa de Bercianos, ha recibido el máximo certificado de Europa a la calidad fotográfica -QEP (Qualified European Photographer), que otorga la FEP (Federación of European Photographers) , de la que España es miembro fundador-.

La obra premiada consiste en una serie de 12 imágenes sobre la procesión de Viernes Santo de Bercianos de Aliste, conocida como la "procesión de los mortajas", cuyo origen se remonta a hace mas de cinco siglos. Como explica el autor, las imágenes "documentan todo su recorrido, con un cierto grado de "idealización", al haberse eliminado de ellas todo rastro de publico, intentando mostrar como sería ese rito hoy en día si pudiera seguir realizándose como fue concebido". Las imágenes han sido captada por Ramón Díez a lo largo de cuatro años de trabajo, en distintas fechas (al ser Viernes Santo), y con condiciones meteorológicas muy variadas.

EL QEP es un premio muy reconocido en el mundo de la fotografía. Valga decir que en esta misma convocatoria también ha obtenido el certificado QEP Peter Lik, de la Federación Inglesa aunque afincado en Las Vegas, autor de la fotografía mas cara de la historia, por la que se pagaron 6'5 millones de dólares el pasado año.

Ramón Díez, que este año vuelve a fotografiar la Pasión de Bercianos, ha recibido con éste último siete premios con trabajos sobre esta singular celebración, convertida en un icono para reputados fotógrafos aunque la cantidad de público haga cada vez más difícil el trabajo. Todo un desafío que Díez no está dispuesto a perderse.