Un numeroso grupo de hermanos de las Siete Palabras participaron en lunes en la delicada tarea de hacer descender desde su altar en la iglesia de La Horta al Santísimo Cristo de la Agonía o de la Expiación, para colocarlo sobre las andas que en la noche de ayer permitieron sacarlo en procesión en un recorrido por las calles del Casco Antiguo.

Se trata de una tarea que requiere su parte de fuerza pero, sobre todo, destreza y una extraordinaria delicadeza para que el esfuerzo común lleve suavemente la imagen hasta su asiento procesional. Primero uno de los encargados se sube apoyado en una escalera para colocar la polea en un punto prefijado de anclaje. El resto de los hermanos despejan los bancos para dejar expedita la iglesia y poder maniobrar mejor con las andas.

La polea permite a los hermanos, con una soga, sujetar al Cristo mientras sale de su anclaje al muro, ayudado por unas pértigas y sujetado siempre por dos hermanos a los pies para evitar el bamboleo de la imagen. Una vez descendido todos los brazos llevan en volandas a la imagen titular de la hermandad, una talla del siglo XVII de autor desconocido que presenta un Cristo de tamaño natural realizado en madera de pino. La cruz es obra de Hipólito Pérez Calvo, quien la confeccionó cuando hubo que cambiar la anterior, por su mal estado de conservación.

Siempre con la ayuda de unos puntos de apoyo, los hermanos llevan la imagen hasta la mesa, donde el madero de la cruz debe encajar perfectamente en la oquedad preparada para tal fin, donde bien sujeto sale en procesión.

Se trata de unas andas sencillas, que llevan a hombros ocho hermanos, sin otro acompañamiento que un par de tambores destemplados para ayudar a los cargadores a llevar el ritmo. En 1997 se incorporó un calvario del escultor Fernando Mayoral, para un paso que portan tanto hombres como mujeres, ya que la carga en la hermandad es mixta.

Son muchos los hermanos que, como el pasado lunes hicieran los de las Siete Palabras, prestan su esfuerzo y trabajo en unos preparativos que no salen a la luz, pero que son indispensables para llevar a buen puerto las procesiones de la Semana Santa.