La Cofradía de Jesús del Vía Crucis celebra este año el 75 aniversario de su primera salida en procesión. Se considera fundador de la hermandad a Manuel Boizas López, vicerrector del Seminario de San Atilano y presidente de la comisión de Semana Santa donde en 1935 nace la idea de crear una nueva procesión con el Nazareno de San Frontis. Al año siguiente se presentan los estatutos que contemplaban, indica el archivero y actual presidente, Pedro García, una fraternal unión con los hermanos de la cofradía de la Vera Cruz de San Frontis. Aunque inicialmente se barajó el nombre de Cofradía de Labradores, cuando se aprueban los estatutos en el año 1938, con Manuel Arce Ochotorena como administrador apostólico de la diócesis, figura como Cofradía de Jesús del Vía Crucis.

No será hasta el Domingo de Ramos de 1941 cuando se organice el primer traslado popular para subir la imagen hasta la Catedral y el Martes Santo, 8 de abril desfila por primera vez la procesión, aunque la cofradía no se constituirá oficialmente hasta meses después. La primera junta directiva, que organiza la procesión de 1942, estrena el hábito de capa y estameña blanca y en 1948 se incorpora el escapulario. En ese año se estrenan faroles estacionales, un farol monumental y nuevos hachones procesionales y la procesión sale de la iglesia de San Andrés para finalizar en la iglesia conventual de las Dominicas Dueñas de Cabañales.

En 1950 el Nazareno desfila por primera vez en mesa procesional sobre ruedas y gracias al donativo de Carlos Pinilla Turiño se encarga la imagen y mesa de la Virgen de la Esperanza al escultor cántabro Víctor de los Ríos. La imagen mariana, "modelo andaluz", sale por primera vez el Martes Santo, 20 de marzo de 1951. En 1954 cuando la Virgen queda en Cabañales, mientras el Cristo sigue hasta San Frontis.

En 1960 los hermanos estrenan hachones eléctricos, con forma de tulipa. Al año siguiente, el 30 de marzo de 1961, Jueves Santo, la Virgen de la Esperanza sale por primera vez en procesión desde Cabañales a San Andrés y al año siguiente se constituye la Asociación de Damas de la Virgen de la Esperanza como filial de la Cofradía del Vía Crucis, que salen en procesión con vestido oscuro, mantilla y cirio. En 1989 accede a la presidencia de la hermandad Virgilio "Lili" Pedrero, que proporciona un impulso definitivo a una cofradía que languidecía, como demuestra el hecho de que a partir de 1970 se suspendiera el traslado del Nazareno de San Frontis por falta de asistencia. Se sacan los pasos a ruedas (lo que obliga por ejemplo a cambiar la magnífica mesa del Cristo de Hipólito Pérez Calvo), se recupera el traslado, hasta la Catedral, que vuelve a ser el punto de partida de una procesión por las calles del Casco Antiguo y se instaura la reverencia al despedirse Cristo y Virgen pasado el Puente de Piedra. Pedrero reconoce que se hicieron muchas cosas, pero se resta méritos: "Los presidentes figuramos, pero se hicieron las cosas gracias al trabajo de las juntas directivas". E insiste en reivindicar figuras a su juicio injustamente olvidadas, como el que fuera durante décadas presidente de la hermandad, Ricardo Gómez Sandoval. El libro de José Ángel Rivera de las Heras en 1991, con motivo del 50 aniversario de la hermandad, es la obra de referencia para conocer la historia del Vía Crucis. Pero en estos 25 años transcurridos desde la publicación y sobre todo en el mandato de Pedro García Álvarez, presidente desde 2001, han ocurrido otras muchas cosas relevantes, como la independencia de la Esperanza como cofradía, aprobada en 2010 y que desfiló por primera vez con su nuevo estatus en 2011, el cambio de nombre de la avenida de Fermoselle por la de Nazareno de San Frontis o la entrada de mujeres: las primeras 115 desfilaron por primera vez en 2015.