Luis Jaramillo es el hermano del Silencio que realiza la plegaria ante el Cristo de las Injurias el Miércoles Santo y hoy ejerce de maestro de ceremonias en el pregón de la Semana de Santa en el Teatro Ramos Carrión.

-¿Cuál es su relación con la Real Cofradía del Santísimo Cristo de las Injurias?

-Es mi primera cofradía. Me incorporo a ella en 1973. Mi abuelo fue fundador en el año 25 y el caperuz que él utilizó fue el que empleó mi padre y ahora lo uso yo. También he ayudado durante muchos años al montaje del Cristo en su mesa, un momento muy especial que no todo el mundo conoce.

-¿Cómo conoció que la directiva le elegía para realizar la plegaria?

-El presidente de la cofradía, Rufo Martínez, me preguntó que qué se debería de hacer tras manifestar el alcalde que él no iba a participar en el acto. Le manifesté que era una gran oportunidad para la Cofradía recuperar ese momento para ellos y le dije que desde mi punto de vista tenía que hacerlo una persona que conociera y amara la Semana Santa y el primer año, en mi opinión, era importante que fuera un hermano. A continuación me dijo que la directiva lo había debatido y que me había elegido. Inicialmente pensé que era una broma. Lo primero que piensas es que es una responsabilidad, que pase de mí este cáliz, pero inmediatamente te das cuenta de que si amas la Semana Santa y la Cofradía del Silencio, si respondes a la confianza de quien la ha puesto en ti, no te queda más remedio que aceptar, y aceptas.

-¿Por qué tenía que recuperar la Cofradía ese momento para ella?

-Porque es verdad que este momento durante muchos años se ha planteado como el ofrecimiento del silencio de la ciudad de Zamora al Cristo de las Injurias, y lo hacía el representante municipal en nombre de la urbe. En los tiempos actuales no existe la identificación, que durante un tiempo hubo, entre la institución política y la iglesia y se puede dar la situación actual en la que un alcalde por convicción no se identifica con lo que se está haciendo allí y que no tiene porque participar en ese acto, una postura respetable y congruente desde mi punto de vista. Si la cofradía mantiene lo que yo considero una plegaria o una oración, tiene que hacerlo alguien que se sienta identificado con ese momento y con lo que allí escenificamos desde hace más de 90 años. La perspectiva del creyente en ese diálogo con Dios es lo que tiene que mostrarse en esa noche en Zamora con independencia de que además a lo largo de los años hemos visto que se ha convertido en un tira y afloja de carácter interno entre formaciones políticas.

-Por lo que dice usted el hecho religioso estará presente en su intervención.

-Yo quiero hacer el Miércoles Santo una oración, no una oración estrictamente personal porque cuando establecemos un diálogo con Dios nos centramos en temas personales, sino que pretendo ser un portavoz de los hermanos de la cofradía, los hermanos de la acera, que están allí presentes, de los zamoranos ya sean creyentes o no. Lo realizaré vestido con la estameña porque creo que estoy ahí por ser hermano de la cofradía y luego saldré como un hermano emérito.

-Pertenece desde hace décadas al Silencio, una cofradía que ha cambiado estéticamente en los últimos años.

-Por seguridad hemos tenido que pasar de hacer el acto en el atrio a la plaza de la Catedral. Ese cambio que se produce por estricta necesidad, ha podido restar intimidad a los hermanos, pero sin embargo lo ha abierto para el pueblo de Zamora que participa mucho más que pegado a la verja de la Catedral. No obstante, echo de menos un sonido que formaba parte de este acto y que me recuerda a mi niñez. La sonería de la Bomba de la Catedral. Esa campana, profunda e intensa que sonaba desde las 20.00 horas que marcaba el toque de silencio, se rompió hace unos cuantos años. Hemos perdido el sonido original pero se quiere recuperar gracias a una grabación. Creo que no es una quimera volver a fundir la Bomba de la Catedral, debería de plantearse.

-Para Luis Jaramillo un momento especial de la Pasión de Zamora corresponde a...

-Es la entrega del Cristo de las Injurias a la Real Cofradía del Santo Entierro, un momento que descubrí trabajando en la radio en Zamora y que en los últimos años es mucho más solemne. Me impresiona por el simbolismo. Una cofradía le entrega a otra su bien más preciado, la recoge y la devuelve a su templo, pero a mí me sigue impresionando la majestuosidad del Cristo de las Injurias, nuestro mejor crucificado artísticamente hablando, por las calles de Zamora. Verlo pasar por las rúas o por Ramos Carrión es maravilloso.

-¿Es su Cristo?

-Sí, sí, es mi Cristo. El Cristo de la Buena Muerte es muy bello pero el de las Injurias reúne las características para ser una de las imágenes más impresionantes de la Semana Santa de Zamora.

-¿Abría que recuperarse el componente religioso en la Semana Santa?

-La Semana Santa seguirá saliendo adelante, seguirá triunfando y teniendo el peso específico que tiene siempre y cuando mantenga su raíz; mientras seamos capaces de creer que lo de ponemos en escena, que lo que hacemos es la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Si por un error o por una malentendida proyección perdemos la esencia, el hecho religioso, nos quedamos en una cabalgata. En la Semana Santa existe un importante componente tradicional. Cada tiempo tiene su crisis y su esplendor, ahora vivimos un excelente momento debido a implicación de mucha sociedad, creyente y que ahonda más en los elementos folclóricos, como desequilibremos solo hacia el folclore, lo perderemos.

-En esta buena racha también ha influido la entrada de las mujeres en muchos desfiles.

-Sin duda, las Siete Palabras era una hermandad pequeña o el Espíritu Santo que ha crecido mucho. Encajar religiosidad, participación y estética es muy complejo. En las Capas somos unos pocos, si la abrimos, dado que es una cofradía de moda, haríamos un desfile que perdería estética, profundidad y ese sentimiento de oración de pueblo. Hay cofradías que pueden admitir a muchos cofrades como Vera Cruz, Santo Entierro, Esperanza, Silencio, Nuestra Madre o Resurrección y otros que por su propia esencia su magia radica en ese componente más hacia dentro como la Buena Muerte, deberíamos de haber tenido al Espíritu Santo o Capas.

-Alude a que el Silencio podría alberga a más cofrades y sin embargo cuenta con lista de espera y los propios hermanos decidieron que no accedieran mujeres.

-Yo creo que con el tiempo todas pasarán a ser mixtas porque es lo normal y luego volverá a haber solo cofradías de hombres y otras solo de mujeres. Es absurdo que haya que recurrir a exhortos. Deben de abrirse a la mujer porque el derecho canónico así lo fija.