Pese a la amenaza que se cernía desde hace días sobre la posibilidad de precipitaciones durante el Sábado de Pasión, Nuestro Señor Jesús, Luz y Vida pudo completar el recorrido procesional hasta el cementerio de San Atilano con la benevolencia de los elementos. En camposanto, los hermanos celebraron la oración antes de retomar el camino que les devolvería a la Seo del Salvador. La hilera de faroles iluminó el discurrir de Jesús por el Puente de Piedra, con el río Duero como testigo, antes de afrontar la subida del Pizarro en su regreso hacia la Catedral.