La sustitución del tapón de plástico por uno de aluminio es la solución encontrada por los responsables de la Cofradía de la Tercera Caída para evitar los problemas de incendio que estaban provocando los cartuchos de cera líquida que habían sustituido a las velas de toda la vida en el desfile recientemente. Ha sido uno de los asuntos tratados en la asamblea de la hermandad que ha tenido un protagonismo muy especial, el del Barandales de Honor, José Luis Alonso Coomonte, uno de los escultores que más obra ha aportado a esta cofradía. Coomonte (hermano de honor desde 1981) se llegó a emocionar por momentos por la cerrada ovación y las muestras de cariño recibidas por los hermanos de la Tercera Caída y aceptó la invitación de los portadores de sus cruces para participar en la cena anual de confraternidad.

El hermano regidor (presidente), José Fernández Nieto, anunció la convocatoria de elecciones para renovar el mandato de la directiva este mismo año, entre los meses de octubre y noviembre, si bien no tiene aún decidido si optará a un nuevo mandato. "Tomaré la decisión tras el verano y la haré pública antes de la convocatoria de elecciones", señaló Fernández Nieto, quien mantuvo reserva sobre los actos que la cofradía está preparando para conmemorar el 75 aniversario de su creación para no condicionar a la nueva junta directiva que salga de las elecciones. La hermandad está diseñando actividades, con un presupuesto ajustado, pero no se harán públicas hasta que no esté el programa definitivamente perfilado. Eso sí, admiten las sugerencias de los hermanos.

Entre otros muchos agradecimientos el regidor mencionó al barandales, Alfredo Toledo, la donación de una réplica del altar del Cristo Caído en San Lázaro y el trabajo de las mujeres encargadas del ornato de la Virgen, en especial con el nombramiento como camarera de honor a Angelita Rodríguez. Las actuales camareras son Yolanda Crespo y Soraya Alvaredo.

El organizador de la procesión felicitó a todos, especialmente a los celadores, el esfuerzo realizado para ordenar la entrada y la salida de la Plaza Mayor, el momento más problemático del desfile. Y en el mismo sentido se pronunció el capellán, Agustín Montalvo, quien no obstante recordó que "la diferencia entre una procesión y el entierro de la sardina es la motivación y eso se nos tiene que notar, que formamos parte de una hermandad, lo que nos obliga a todos a ser mejores personas".