La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el "Caso Gürtel" se presta a infinitas lecturas y tiene innumerables datos y personajes. Entre estos últimos, destacan, obviamente, los principales actores, esos que han concitado todas las miradas: Correa, Bárcenas, López Viejo, Crespo, Galeote, la caja B del PP, las declaraciones de Rajoy? Otros han quedado en un segundo plano, aunque pronto han emergido a la superficie. La memoria, las hemerotecas y sus palabras de antaño se han encargado de ello. El pasado lo carga el diablo.

Tal es el caso, verbigracia, de Jesús Merino, un secundario en la trama pero protagonista, casi galán, indiscutible cuando mandaba, y mucho, por estos pagos. ¿Recuerdan las palabras que le dedicó a Antolín Martín el día que el entonces presidente de la Diputación zamorana denunció el "Caso Zamora? Sí, hombre, sí. Dijo que había mordido la mano que le daba de comer. Y se quedó tan oreado, mientras muchos le reían la gracia y disparaban contra Antolín. Merino, claro, era mucho Merino, vicepresidente de la Junta, consejero de Fomento, secretario regional del PP, mano derecha de Lucas?Cualquiera le tosía. Con una prepotencia rayana en la chulería, hacía y deshacía con el consentimiento de un Juan José Lucas que por esas épocas pensaba más en ser ministro que en Castilla y León. A Merino ya se le quedaba pequeña esta tierra, así que senador autonómico, diputado por Segovia desde el 2000, en pleno aznarato, responsable nacional de Política Autonómica en el PP dos años después, miembro del Comité Ejecutivo Nacional de los populares, portavoz adjunto en el Congreso?.hasta que, en 2010, dimite de todo porque su nombre aparece como "comisionado" en la Gürtel. ¡Ay, las mordidas y la mano que da de comer!

Y ahora, tres años y siete meses de prisión y unos 30.000 euros de multa por delitos de cohecho, falsedad documental y blanqueo de capitales. La sentencia considera probado que recibió de la Gürtel 317.810 euros en comisiones por la adjudicación de obras públicas en Castilla y León. O sea que Merino, el de la mano y la mordida, ponía el cazo para que ciertas empresas, las que apoquinaban, se llevaran los trabajos. El caso es que por entonces ya no estaba en Castilla y León ni ostentaba cargos locales o regionales en esta tierra. ¿A quién influyó Merino?, ¿quién se dejó convencer y con qué "argumentos"? Eso es lo que nos falta por saber para cuadrar del todo en sudoku. En la Junta y en el PP regional ya se han apresurado a decir "a mí que me registren", "Merino ya no estaba aquí", "la sentencia no habla de la Junta ni cuestiona su gestión" Todo esto es verdad, pero no estorbaría que alguien nos aclarara cómo logró Merino que se adjudicaran obras a quien él quería y del que cobraba. Somos todo oídos.

Y luego aparecen, también como actores destacados, dos personas que ya nadie relaciona con esta tierra, pero que anduvieron por aquí y tuvieron mando en plaza. Hablo de Ana Mato y Jesús Sepúlveda, por entonces matrimonio y uña y carne con un José María Aznar que aterrizó en Castilla y León solo para usarnos como trampolín para sus aspiraciones a la Moncloa. Y se trajo de Madrid a un equipo de leales sin vinculación con esta tierra y sin el mínimo interés por ella. Nombró a Jesús Sepúlveda, condenado ahora a 14 años y 4 meses y a pagar más de 1,3 millones de euros, gerente regional de Alianza Popular. Y Ana Mato, que deberá devolver 27.857 euros como partícipe a título lucrativo, la designó jefa de su gabinete en la Junta. Siempre se sospechó que el uno, Sepúlveda, recaudó bastante dinero para sufragar las campañas de Aznar hacia la Presidencia de AP (Fraga iba a nombrar sucesor) y que la otra, con sueldo que pagábamos todos los castellano-leoneses, trabajaba más por el futuro de su jefe en Madrid que por resolver los problemas de esta comunidad.

Y se fueron. Ambos se fueron a más altos menesteres cuando Aznar dimitió para ser candidato del AP en las generales de 1989. ¿He escrito 1989? ¡Qué casualidad! La sentencia de la Audiencia Nacional considera probado que el PP contaba con "una estructura financiera y contable paralela a la oficial existente, al menos, desde el año 1989". Es decir, la famosa Caja B. Ese año, Aznar se desentendió de esta tierra, se fue a Madrid y se llevó consigo a Ana Mato y a Jesús Sepúlveda. Y ese año, comenzó la irresistible ascensión de Jesús Merino, que se acentuaría en 1991 con el primer triunfo de Lucas y culminaría en 1995 con su nombramiento como vicepresidente de la Junta. ¡Qué sorpresas nos reserva el ayer!