Creo que a pocos zamoranos les habrá sorprendido la petición que los llamados emprendedores exigen a las administraciones autonómicas, provinciales y municipales para que se impliquen en el futuro de la provincia. Lo tenemos difícil porque esta petición es larga en el tiempo y poco se ha avanzado pero debemos insistir y si todo sigue igual, habrá que dejar de votar a ciertos partidos bien conocidos en especial en Castilla y León.

También creo que lo que nos pasa no es solo producto de estas administraciones, aunque juegan un importante papel, sino de todos los ciudadanos de este territorio medio dormido, ensimismado en un pasado de tradiciones, en el peor sentido de la palabra, y poco dado al riesgo y a la protesta continuada y organizada. Todo se resuelve mejor en los bares.

Nuestra calidad social es bastante baja y eso también se refleja en muchos de los políticos que tenemos. Creo que hay tres niveles que no funcionan adecuadamente: políticos, funcionarios y legislación. Posiblemente unos y otros se han contaminado para tener un funcionamiento deficiente que influye en toda la actividad de una región y no sólo en el aspecto que solicitan los emprendedores. El que no lo vea es porque no quiere pero está ahí a la vista de todos.

A la política muchas veces se llega sin demasiada experiencia de gestión, maldita palabra para algunos, pero necesaria sin duda. Se llega por fidelidades y pleitesía. También hay mucho arribismo y acólitos de toda la vida. Claro que no todo es así pero aquí abunda en demasía. Por otro lado está su deseo de controlarlo todo en la sociedad y meten las narices donde no deben, eso si con la ayuda que da el dinero público para comprar voluntades.

Los funcionarios son otro eslabón importante. Como con los políticos, los hay de todos los géneros pero creo que su nivel no es precisamente notable. Muchos están atrincherados, otros miran a su propia comodidad y otros se desesperan por ver cómo se hacen las cosas de mal. Parece que siempre están sobrecargados, que puede ser cierto, aunque nadie los cree. Muchos políticos bienintencionados los tienen en contra y no a favor para mejorar las cosas. Ven problemas por todas partes y algunos políticos no saben cómo abordarlos. Aquí no se expedienta a nadie, eso queda para la empresa privada.

Por último tenemos la legislación, los reglamentos y normas. Son una maraña complicada, desactualizada, antigua e ineficiente. Necesita de una urgente actualización. Sirve en muchos casos de refugio a políticos y funcionarios renuentes.

Hay algo fundamental: Estos tres niveles están para dar buen servicio a los ciudadanos y estar a su servicio no al contrario como muchas veces sucede.

Lo triste es que todo esto ya está dicho muchas veces y seguimos en el mismo sitio. Creo que debemos ser más exigentes y no sólo en el voto sino en la protesta social y en repudiar a los que nos toman el pelo. Si no somos capaces de hacerlo, por favor, no nos quejemos más.

(*) Miembro del Foro Ciudadano de Zamora