Sólo al andar y al amar se hace camino. El pan y el vino del refrán son un añadido. Frases hechas y dichos populares. En cuanto a la Eucaristía se refiere, ciertas consideraciones malintencionadas y chistes malos, están de sobra. El caso es zaherir a los católicos haciéndose los graciosos. La acción del Espíritu Santo y las mismas palabras que usó Cristo pronunciadas por el sacerdote hacen realmente presente bajo las especies del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, su sacrificio ofrecido en la cruz. Ese hecho no se puede banalizar. No se puede echar mano de la demagogia más barata y travestir la realidad con chascarrillos y gracejos. Es incomprensible escuchar a según quienes, puede que algo más que escépticos, gentes que prefieren el vacío antes que a Dios, tratando torpemente de dar lecciones de catecismo y consejos de ética parda para tratar de disculpar lo que no tiene disculpa alguna.

La moda imperante es provocar a los creyentes y arremeter contra la Iglesia católica. Lo venimos sufriendo prácticamente en silencio, mostrando una tolerancia que los otros no tienen. El afán de revancha y de acabar con las tradiciones y costumbres religiosas no es nuevo, pero últimamente está adquiriendo una especial virulencia disfrazada de modernidad y cultura. Los católicos no tomamos nota de nada por el placer de la represalia. Los católicos tomamos nota para saber lo que nos aguarda. No hay venganza en nuestro afán ni siquiera ante las urnas donde realmente somos soberanos y premiamos o castigamos las gestiones políticas y económicas y las actitudes. Como humanos que somos nos equivocamos dando pie a situaciones políticas no deseadas. Porque, eso sí, los que gobiernan nunca se equivocan. Están en posesión de la razón y de la verdad aunque mientan descaradamente o no cuenten los hechos como son.

Obviamente lo ocurrido con la festividad del Corpus sigue trayendo cola. Lo cierto es que a los libreros les hubiera dado igual la ubicación de la feria pero no así al Ayuntamiento. Puesto que no ha podido con la Semana Santa, trata de meter su particular cuña en otras tradiciones y costumbres religiosas, por ejemplo impidiendo a la Virgen de la Concha su entrada en la Casa Consistorial siendo como es patrona del Ayuntamiento y de la ciudad o como ahora dando de lado a una tradición con casi ochocientos años de historia, pretendiendo que el Santísimo Sacramento entrara por la puerta de servicio, por la puerta de atrás como si de cualquier cosa se tratara.

El escéptico anda revuelto, queriendo crear confusión y división porque, echando mano del dicho, a río revuelto, ya se sabe, ganancia de pescadores. El escéptico es lo que tiene, hace como que tiende la mano, pero cuando quieres asirla la retira, y de palabra, de obra o por omisión trata de ofender sin caer en la cuenta de que no ofende quien quiere, si no quien puede. Cara a la galería, el escéptico se muestra tan condescendiente cuando en realidad no desea tener la fiesta en paz. Al escéptico se le llena la boca de paz pero sólo de palabra, los hechos dicen todo lo contrario.

Defender las raíces cristianas de Europa y por ende de España, defender la fe que profesamos los católicos se ha convertido en un reto. Pero como reconoce Francisco, los retos te hacen más ágil, los errores más sabio y las heridas más fuertes.